Sanidad privada

Los médicos privados negociarán en bloque su nuevo convenio colectivo

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobó a finales de septiembre que los sanitarios autónomos pudieran unirse para defender sus derechos

Los ginecólogos consideran que la enmienda presentada "criminaliza" su trabajo
Un ginecólogo realizando una ecografía a una paciente larazon

La sanidad privada no es rentable para muchos de los sanitarios –no solo médicos– que trabajan en ella. La situación, finalmente, ha explotado. La mayoría de ellos –unos 250.000 profesionales: más de 50.0000 fisioterapeutas, más de 40.000 mil médicos, 15.000 psicólogos, 12.000 podólogos, entre otros– ejercen como autónomos y llevan años denunciando que sus honorarios solo han subido un euro a lo sumo –y eso en consultas, no en exploraciones o intervenciones quirúrgicas– en los últimos 25 años, mientras las cuentas de beneficios anuales de las principales empresas aseguradoras no dejan de aumentar año tras año.

Según los baremos establecidos actualmente por estas últimas- a los que ha tenido acceso LA RAZÓN- la remuneración por los actos médicos más comunes (consulta, revisión y visita en hospital) no llega a 30 euros en ninguna de las especialidades. Por poner algunos ejemplos, por una consulta de Ginecología- la especialidad mejor pagada- los honorarios oscilan, entre una y otra aseguradora, entre los 18 y los 27,6 euros; por una revisión de oftalmología, entre los 7,7 y los 16,6 euros; por una revisión de pediatría, entre los 10 los 12 euros y no llegan a los 300 euros por un parto natural. A estos baremos desfasados y obsoletos, se suma el aumento exponencial de la carga de trabajo de estos profesionales, motivado por factores como el colapso de la sanidad pública- con listas de espera cada vez mayores- y la proliferación de pólizas "low cost".

Los sanitarios privados denuncian que los precios actuales no cubren los costes, por lo que el profesional se ve obligado a generar volumen- hasta 50 consultas al día en muchos casos-, lo que redunda en una reducción de la calidad en la atención, que perjudica al paciente.

Negociación colectiva

Aunque este es un problema que viene de lejos, no ha sido hasta el pasado 26 de septiembre cuando recibieron un apoyo definitivo para poder materializar su lucha. Ese día, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)- el organismo regulador independiente encargado de preservar, garantizar y promover, entre otras cosas, la existencia de una competencia efectiva en todos los sectores y mercados- aceptó finalmente la petición “histórica” de colegios de médicos y asociaciones profesionales de médicos en ejercicio libre de que los sanitarios autónomos pudieran unirse para negociar colectivamente sus condiciones con aseguradoras y grupos hospitalarios.

Lo que está detrás de esta concesión son unas directrices que la UE aprobó en septiembre de 2022 y que establecen que, en determinadas circunstancias, los autónomos son equiparables a los trabajadores por cuenta ajena y por tanto la negociación colectiva no vulnerara las normas sobre competencia.

Una de las razones por la que esta negociación colectiva ha tardado tanto en permitirse ha sido la conocida como "Ley Ómnibus" de 2009 que, con el fin de proteger al consumidor frente a que grupos de profesionales del mismo sector fijaran los precios del mercado, ha limitado la capacidad de actuación de los colegios profesionales para presionar de cara a aumentar las tarifas. Amparándose en el derecho a la competencia, aseguradoras y grupos hospitalarios se han negado durante años a negociar colectivamente con los médicos autónomos.

David contra Goliat

Gracias a este cambio de rumbo, la Unión Médica Profesional (Unipromel), organización que representa a gran parte de los médicos de ejercicio libre, podrá iniciar una negociación colectiva frente a las compañías aseguradoras y lograr un convenio que regule las relaciones laborales de esos profesionales que colaboran en hospitales, policlínicas o centros privados.

Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel, es la cara visible de esta lucha al estilo de David contra Goliat. Y es que las aseguradoras de salud están en un momento álgido, en parte por sus agresivas políticas de captación de clientes a precios irrisorios. De hecho, han facturado más de 5.000 millones de euros en el primer semestre de 2023 (un 7% más que hace un año), y ya aglutinan a más de 12 millones de asegurados.

"Nada de esto ha repercutido en una actualización de los baremos. Los profesionales no hemos visto ni un euro. Por ello, vamos a ir a por todas para que se nos reconozca lo que es nuestro. Llevamos muchos años en una situación de indefensión frente a las aseguradoras, que nos han impuesto sus tarifas porque no se nos permitía negociar colectivamente. Ahora presentaremos una alternativa justa que tendrán que aceptar y, si no lo hacen, los médicos vamos a facturar nuestros servicios de forma libre a las compañías entregando copia (al paciente) para que esté informado de cuánto le cubre su póliza y cuál es el precio del médico", explica Guerrero a este periódico.

La mayoría de las compañías aseguradoras niegan que no hayan subido los baremos a los profesionales sanitarios en 25 años. De hecho, aseguran que lo han hecho en relación al IPC. Sin embargo, es difícil creerlo si se tiene en cuenta que, hasta ahora, los sanitarios autónomos no han podido negociar como colectivo. «Son años y años de un modelo viciado y corrompido en su propio origen, porque ahí no había negociación alguna, solo abuso de poder. A ningún otro colectivo profesional se le impone lo que tiene que cobrar, ¿dónde se ha visto eso?», destaca el presidente de Unipromel.

Otra de las críticas de esta organización es que ningún gobierno se ha interesado ni ha apoyado nunca sus reclamaciones, pese a que el trabajo que realizan los sanitarios autónomos descarga a la Sanidad pública de casi 13 millones de usuarios.