Energía

Cambiar el diésel por gasolina acelerará el cambio climático

Cambiar unos motores por otros aumentaría las emisiones de CO2 en las grandes ciudades un 2%, según un estudio

Madrid ha endurecido sus medidas contra la contaminación / Luis Díaz
Madrid ha endurecido sus medidas contra la contaminación / Luis Díazlarazon

Cambiar los vehículos diésel antiguos por modelos de gasolina nuevos aceleraría el cambio climático pues aumentaría las emisiones de CO2 en las grandes ciudades un 2 %, mientras que sustituirlos por nuevos vehículos diésel (E6 Temp) haría que bajaran las emisiones un 6 % en ciudades y un 22 % en carreteras.

Así lo revela un estudio de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) publicado en la revista Energies, y cuyas conclusiones inciden en la necesidad de renovar la flota de vehículos antiguos pero ponen en duda la «demonización y los vetos de los vehículos diésel nuevos».

El investigador principal, José Ramón Serrano, ve «importante sustituir los vehículos diésel de antes de 2009 –equipados con motores Euro 4- para disminuir la contaminación del tráfico en las ciudades» aunque ha advertido que «la solución no pasa necesariamente por los vehículos de gasolina y, tampoco por los eléctricos, que tienen todavía muchas limitaciones».

Según demuestra la investigación, aunque cambiar los diésel antiguos por gasolina nuevos, mejoraría la calidad del aire respirado en las grandes ciudades, la medida aumentaría las emisiones de CO2 «y no contribuiría con sus políticas urbanas a frenar el cambio climático sino mas bien, todo lo contrario, lo acelerarían».

El investigador del instituto CMT-Motores Térmicos de la UPV ha sostenido que «la opción más adecuada es cambiar los diésel antiguos por nuevos diésel E6 Temp, pues se mejoraría igualmente la calidad del aire urbano y se reducirían notablemente las emisiones de CO2».

Los investigadores ensayaron y registraron durante seis meses y en un banco de pruebas del instituto, el nivel de emisiones de los diferentes motores, teniendo en cuenta distintos escenarios posibles en función de su altitud sobre el nivel del mar, ya que están directamente relacionados, por lo que hay más emisiones en Madrid que en Barcelona.

Así, simularon el comportamiento de estos motores en estas ciudades, y en autopistas y carreteras españolas, por un lado, y europeas por otro.

En ciudades europeas como Barcelona, ubicadas al nivel del mar, se constata que las emisiones de CO2 podrían reducirse un 6,2 % si se cambia diésel antiguo por nuevo, mientras que si el cambio se hiciera por un vehículo nuevo de gasolina, podrían incluso aumentar.

Lo mismo ocurriría en Madrid: en el primero de los casos reduciría sus emisiones de CO2 un 5,9 %, mientras que con motores gasolina las emisiones de gases de efecto invernadero se incrementarían.

El estudio también concluye que, tanto sustituyendo por diésel como por gasolina nuevos las emisiones de NOx bajarían de forma casi idéntica, alrededor de un 45 % en la ciudad de Madrid.

En el caso de las carreteras, si el cambio fuera por gasolina, las emisiones se reducirían un 7 % menos (frente al 22 % con los nuevos diésel), mientras que en las ciudades podría aumentar hasta un 2 %, ha resumido el coautor del estudio, Roberto Tabet.

En opinión de Serrano, este estudio refrenda la necesidad de renovar la flota lo antes posible, incentivando políticas que orienten correctamente y faciliten dicho cambio, con las tecnologías disponibles y plenamente aceptadas en el mercado, para que los beneficios medioambientales se cristalicen en el corto plazo.

«Los diésel de más de 10 años contaminan demasiado para los estándares actuales, por lo que hay que impulsar políticas enfocadas en la renovación de esta flota», ha defendido.

Ha advertido que esas políticas «han de atenerse a la huella de carbono de cada tecnología en toda su vida útil y no sólo en su uso urbano, ya que es un fenómeno global» pero ha lamentado que «no está recibiendo suficiente atención por parte de los legisladores». EFE