Mascotas
El juez que se adelanta a la ley al considerar a las mascotas como seres sintientes
Un magistrado para el primer proceso por la custodia de un perro después de que el Congreso iniciase los trámites para que no sean cosas. Las partes, dos animalistas, confrontan un delito de hurto y los derechos de cuidado del animal.
Un magistrado para el primer proceso por la custodia de un perro después de que el Congreso iniciase los trámites para que no sean cosas. Las partes, dos animalistas, confrontan un delito de hurto y los derechos de cuidado del animal.
Hace siete años que Jonas Amadeo y Elena Tova se conocieron. Su pasión por los animales les unió. Ambos dedicaban su vida a rescatar perros por separado. Tiempo después comenzaron una relación y más tarde se casaron. Juntos decidieron empezar un proyecto común: El Hogar ProVegan. Un santuario para que perros abandonados y víctimas de maltrato animal encuentren su hogar, su casa. Leben fue el primero en llegar. Este dogo de burdeos llegó a Tarragona con cuatro años. Con leishmaniosis, evidentes signos de maltrato y con claras secuelas de haber participado en peleas ilegales encontró un lugar en el que poder recuperarse. Pero lo que comenzó como una historia entrañable ha terminado de la peor manera. Ya son tres años los que esta pareja lleva divorciada y varios meses los que luchan por el supuesto robo de Leben, motivo por el cual esta semana se enfrentaron a un juicio penal que decidirá el futuro del animal: vivir con Jonas, con el que mantiene una especial relación, o volver al santuario al que «pertenece». Jonas fue denunciado por su ex mujer por haberse apropiado indebidamente de Leben. Sin embargo, el pasado jueves el juez de Falset (Tarragona) suspendió el juicio alegando que había un «vacío legal, ya que los animales no pueden considerarse como cosas u objetos que se roban o apropian indebidamente, por lo que ahora se estudiará por vía civil», cuenta Jonas a LA RAZÓN.
Con la Fiscalía de acuerdo, este vacío legal ha llevado a que el juicio por el que ambos luchaban por el futuro de Leben se archive. «Ahora ambas partes tendremos que presentar nuestros motivos por los que consideramos que hay un vacío legal. En nuestro caso, demostrar por qué consideramos que Leben no es una cosa, sino un ser sintiente. Esto genera una cuestión prejudicial, la cual el juez valorará y consultará. Posteriormente, podríamos estar hablando de un cambio en la legislación, que actualmente sigue considerando a los animales como bienes materiales, que es precisamente lo que nosotros reclamamos», afirma José Ángel Susín, abogado de Jonas.
La futura y ansiada «Ley Leben», como ya la denomina Jonas, podría cambiar la consideración social que reciben los animales. «Tenemos que entender que nuestra relación con los animales cada vez es más respetuosa, por ello debe haber una ley que lo refleje. Estoy seguro de que lo vamos a conseguir, y no sólo será una victoria personal, sino un gran comienzo para el resto de los animales», afirma.
El conflicto entre la pareja comenzó «cuando mi ex mujer quiso dejar de colaborar en nuestro proyecto en común. Ella empezó a cambiar bastante, no sólo personal, sino también profesionalmente». Antes de este primer conflicto, en la pareja «siempre quedó claro quién se iba a quedar con el animal. Nunca hubo ninguna duda de que sería yo», afirma. De hecho, asegura que cuando hablaron de su separación, su ex mujer no sólo le pidió que cuidase de Leben, sino también de Greta, un mastín rescatado del abandono. Sin embargo, Tova afirma que «no son temas personales aunque él quiera pensarlo así. Se llevó a uno de los perros de la protectora sin consentimiento y de forma indebida y yo no puedo permitir que alguien haga algo así».
El animal sigue estando a nombre de Tova, que además es la actual responsable de la protectora, ahora sólo El Hogar. «Leben pertenece al santuario. El perro siempre ha vivido allí junto con otros voluntarios y animales, entre los que también se encuentraba Jonas», cuenta Laia García, abogada de Tova y especialista en derecho animal. Por su parte, Jonas ve impensable que se considere a Leben como si de un objeto se tratase y mucho menos «ponerle precio. No podemos despreciarle así. Ella alega que es de su propiedad, yo digo que es mi familia». A fin de limar asperezas, Jonas sigue manteniendo su postura y está dispuesto a llevar a Leben a visitar a su ex mujer «siempre que se me reconozca mi derecho y el de Leben a estar juntos». Algo que desde la otra parte del conflicto no comprenden. «Esto no es un matrimonio, por lo que no estamos juzgando este hecho como tal. Somos una protectora en donde muchos aprecian y quieren a Leben tanto como él a sus hermanos. No es justo que llegue Jonas y se lo lleve sin ninguna autorización», afirma Tova.
Cuando Jonas habla de su perro, que actualmente continúa con él, no puede evitar emocionarse: «Me da pena porque he trabajado mucho para sacarlo adelante. No hace daño y nunca se ha metido en problemas. Aunque tenga cara de malo es muy dulce». Leben, con sus siete años de edad, sufre leishmaniosis y está bajo tratamiento, por eso Jonas desea que «los años que le queden de vida, quiero disfrutarlos a su lado». Sin lugar a dudas, el juicio entre este ex matrimonio pone un punto de inflexión en la consideración social de los animales.
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