Ciencias naturales
La trampa mortal de mariposas cuando el humano se va
Nuestra especie provoca cambios más rápidos que la evolución
Algunas especies son transportadas por los humanos de un continente o hábitat a otro y se convierten en invasoras en sus nuevos entornos donde pueden perjudicar a la fauna y flora autóctona. Es el caso de los insectos herbívoros que no consiguen adaptarse a las plantas invasoras exóticas.
Ahora, un equipo de científicos ha observado el efecto contrario. El fenómeno, al que han denominado ‘trampa ecoevolutiva’, se produce cuando los insectos se adaptan fácilmente a la planta invasora traída por los humanos, y se extinguen cuando estos se marchan y el vegetal deja de crecer.
En el estudio que se publica en la revista Nature, los investigadores Michael Singer y Camille Parmesan de la Universidad de Plymouth (Reino Unido) han documentado por primera vez este tipo de trampa, tras estudiar mariposas Euphydryas editha durante más de 30 años.
Los científicos ya habían documentado en los años 80 cómo una población aislada de este insecto estaba desarrollando una preferencia creciente por la planta no nativa Plantago ianceolata en una pradera de Nevada (Estados Unidos).
Así se formó la trampa ecoevolutiva
P. ianceolata había sido introducida en la región con la llegada del ganado, es decir, por acción del ser humano. La mariposa acabó abandonando la planta Collinsia parviflora, que había sido tradicionalmente su alimento y donde ponía sus huevos, y desarrolló completa dependencia por la planta invasora.
Tras el cese de la ganadería en 2005, la trampa se activó y la plantago desapareció. Esto provocó la extinción de la población de mariposas, que no pudo readaptarse lo suficientemente rápido a la antigua planta Collinsia.
Los investigadores explican que esta trampa podría haberse evitado si la población de mariposas hubiese mantenido un uso parcial de C. parviflora, que ocupaba un microhabitat más seco, que no se vio afectado por la marcha del ganado.
Entre 2008 y 2012 no se observaron mariposas en la pradera, pero en entre los años 2013 y 2014, la zona volvió a ser colonizada de manera natural por las Euphydryas. Esta nueva población se alimenta en exclusiva de Collinsia, por lo que podría repetirse la trampa si el humano vuelve a aparecer.
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