Sevilla

«Mueren más linces porque hay más»

El aumento de las muertes de linces por atropello en Andalucía se debe a que hay más ejemplares y, por tanto, se mueven más, sus áreas de expansión son cada vez más amplias y llegan a las carreteras con más frecuencia, según ha dicho a Efe la consejera andaluza de Medio Ambiente, María Jesús Serrano.

El aumento de la población de linces en Andalucía ha sido calificado de «notable», por la consejera, quien ha asegurado que en este momento están censados 332 ejemplares, a la vez que ha negado que exista evidencia científica de que los criados en cautividad padezcan un mayor índice de mortalidad por accidente.

La consejera ha asegurado haber pedido al ministerio del ramo que estudie y aliente un proyecto Life de «conectividad ecológica» para demandarlo conjuntamente con Portugal, ya que el último Life incluía a este país además de las comunidades de Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía.

Ese proyecto se impulsa para, al conectar los hábitats del felino, ganar nuevos espacios para la expansión de esta especie cuyos ejemplares, al alcanzar la madurez, precisan un territorio propio para emplearlo de manera exclusiva lo que, unido a la falta de conejos, su alimento básico, les hace diseminarse geográficamente.

«La crisis no puede hacer olvidar las políticas de conservación», ha afirmado Serrano al destacar que en Andalucía, a diferencia de lo sucedido en otras comunidades autónomas, no ha cerrado ningún centro de recuperación de especies protegidas, y aunque ha admitido las dificultades que atraviesa la fundación Gypaetus -dedicada a la conservación del quebrantahuesos-, esta sigue activa.

«Los programas de conservación se mantendrán porque no son un gasto, sino una inversión», ha asegurado al rechazar las críticas a las inversiones efectuadas en época de crisis en la preservación del lince, ya que ha asegurado que se trata de fondos finalistas que se perderían si no se dedicaran a ese menester.

Sobre Doñana y la denominada Corona Norte Forestal de este espacio natural, Serrano ha asegurado que de las 11.000 hectáreas de regadío que permanecen al margen de la ordenación se regularán 9.300, con un plan que se incluye la «conectividad ecológica».

Esa regulación se efectúa, según la consejera, para que esos regadíos empleen preferentemente aguas de superficie, en vez de subterráneas, siempre con arreglo a la situación de la cuenca en cada momento.

Una vez regulados esos regadíos, cada propietario deberá aclarar de dónde extrae el agua que emplea en sus regadíos y en qué cantidad, entre otros factores.

A la vez, está pendiente el estudio del denominado acuífero 27, cuyos niveles son los más preocupantes por afectar directamente a Doñana, al que se comprometió Miguel Arias Cañete cuando era ministro de Agricultura y Medio Ambiente y que la consejera confía en que culmine la nueva titular de ese departamento.