Papel
Tras las huellas de las estrellas con más pedigrí del reparto
España cuenta con una fuerte cantera de perros actores y de adiestradores
A sus 14 años, los días de Aik delante de las cámaras parecen haber llegado a su fin. Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que este pastor alemán negro compartió set de rodaje con los protagonistas de series como «El internado», «Águila Roja» o «Sin identidad» o películas como «Balada triste de trompeta» o «Animals». Nadie lo habría dicho cuando no era más que un animal agresivo enseñado únicamente a morder y atacar. Aik llegó desde Alemania. Ejerció como perro policía, pero era demasiado violento para seguir en el cuerpo. Aprovechando su carácter, fue comprado por una empresa de seguridad. «Te quedabas mirándole a los ojos, y se te tiraba encima. Lo conocimos como un perro desahuciado y maltratado», asegura Augusto Peralta, responsable de Faunia y Acción, una empresa familiar dedicada a adiestrar y alquilar animales para espectáculos y grabaciones. Su conducta se basaba en reaccionar violentamente ante la menor amenaza, pero todo cambió cuando Abel Sandoval, adiestrador experto, se hizo con él. Costó mucho tiempo y trabajo, pero poco a poco fue variando el comportamiento del animal hasta convertirse en un solicitado actor. «Le enseñaron a ser agresivo a base de palos. Había que quitárselo y hacerle ver que en los rodajes no había nada malo», sostiene Peralta, que ha conocido de cerca la transformación del animal.
Uno de sus primeros trabajos fue en la serie «El internado». Los productores buscaban a un perro que hiciera un agujero en la tierra y enterrara un objeto, y Aik era de su agrado. Sin embargo, los guionistas escribieron un texto en el que el can y un niño compartían muchos minutos ante la cámara, sin tener en cuenta que el animal no estaba acostumbrado a los pequeños. «A veces, los guionistas se creen que los perros saben hacer de todo. Por suerte, aquella vez nos dieron algo de tiempo para prepararnos», recuerda el cuidador. En una veintena de días consiguieron que el perro se adaptara a los niños. Comenzaron a sociabilizarlo con sus propios hijos, y al poco ya jugaba con ellos. Algunas escenas tuvieron que negociarse con los directores, pero el animal terminó el rodaje, uno de tantos que figuran en su amplio currículum.
La de Aik es sólo una de las muchas huellas que los perros dejan en la industria cinematográfica, un sector que tampoco ha escapado de la crisis. «En los últimos cuatro años ha dado un bajón. Pese a que hay muchas series de época en la que necesitan animales, de repente recortaron las demandas. Este año la situación va mejorando poco a poco, los trabajos son algo más grandes», admite la cabeza visible de Fauna y Acción. Sin embargo, las subidas y bajadas de la demanda de actores de cuatro patas no ha sido siempre la misma. Rafael Casado entiende de ello. Lleva desde los años setenta adiestrando perros para el cine y la televisión desde el Centro Canino Pradohondo. El proyecto que comenzó con la perra «Mary» de la serie «Curro Jiménez» ha dado lugar, tiempo después, a colaborar con Ridley Scott en el rodaje de «El reino de los cielos» o con Fernando León de Aranoa en «Los lunes al sol». Con más de sesenta participaciones en películas y series durante casi cuatro décadas, Casado es uno de los más veteranos del gremio. «Como ocurre con las personas, hay pocos perros actores buenos. Trabajar con uno u otro perro a veces es casual. A algunos los crías personalmente, pero otros pertenecen a una protectora y los recoges. Tener un perro que valga es algo muy especial», reconoce. La fama de Casado, labrada a base de muchos años, se fundamenta en tratar a cada perro de manera única: «Hay que trabajar el guión en cada caso concreto, es algo muy laborioso». Y es que todo depende de las aptitudes del animal. No basta con que sea fiel a su cuidador, debe adaptarse a cada punto del guión para contentar al productor y seguir apareciendo en los títulos de crédito.
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