Iglesia española

El nuevo presidente de los obispos, en manos de los indecisos

Los pastores inician hoy la elección con un sondeo que abrirá las puertas

a la votación definitiva el martes

El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro
El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos OsoroJesús G. FeriaJesús G. Feria

Una votación de sondeo. A priori es no vinculante, pero los obispos que acumulan citas electorales saben que resulta algo más que orientativa. Así comenzará hoy por la tarde el proceso para designar al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, que sucederá al cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Será el martes, en torno a las diez de la mañana cuando se tendrá que elegir por mayoría absoluta al nuevo líder de la Iglesia española. Hasta tres rondas de votaciones están previstas. Si hubiera empate en el último asalto, se elegirá al obispo de mayor edad.

Hasta 49 obispos están en el bombo de los 78 que en principio podrían votar. ¿El motivo? Solo son elegibles quienes están al frente de su diócesis. Ni auxiliares ni administradores apostólicos. Además, desde 2022, Roma no deja que sean elegidos para el cargo los mayores de 75 años y se recomienda que no se seleccione a quienes cumplan esa edad dentro del mandato.

Con estas premisas, desde hace tiempo las miradas estaban puestas en el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, el hombre designado por Francisco para guiar el presente y futuro de la Iglesia española. Sin embargo, se ha apeado de la carrera porque apenas lleva ocho meses en el cargo y ha pedido no ser votado para concentrarse en su plan de renovación de la Iglesia en la capital española y en las encomiendas vaticanas designadas por el Papa.

Autodescartado Cobo, las miradas parecían concentrarse en el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, por su experiencia como secretario general y su bagaje intelectual. En esta última semana, sin embargo, ha emergido la figura del arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, el pastor periodista que también fue secretario de los obispos, ha superado un máster en gestión de crisis en su diócesis andaluza y goza de un perfil institucional y consenso que podría resultar clave en un contexto de polarización política y eclesial.

«En esos primeros votos de reconocimiento se peina de forma significativa el sentir y se deja ver quién tiene apoyos de salida», señalan desde la Casa de la Iglesia, que apuntan cómo llegar a hoy con una campaña armada puede resultar incluso contraproducente. «Que se de por hecho un caballo ganador puede llevar a que el voto diversificado en otros candidatos se aglutine en la siguiente ronda en otro obispo», advierte esta misma fuente.

«Todo podría decidirse al final por un puñado de votos de los indecisos, de los que llegan a Madrid sin ideas preconcebidas y un candidato claro, como pasa en las elecciones civiles», apunta un obispo que acumula unas cuantas Plenarias a las espaldas. «Y como pasa con todo, también los acontecimientos y detalles de última hora pueden marcar, por ejemplo, una declaración afortunada o desafortunada, una acción mediática más o menos acertada, un respaldo implícito o no de Roma», añade un eclesiástico que conoce al dedillo el engranaje.

Una vez que se despeje la incógnita del presidente, los obispos tendrán que elegir a su vicepresidente. Y ahí es donde los prelados podrían apostar por el cardenal Cobo, independientemente de quién quede descartado de Argüello o Gil Tamayo. ¿El motivo? La vicepresidencia del Episcopado no tiene función ejecutiva alguna ni complicaciones en materia institucional, por lo que no supondría una sobrecarga para el arzobispo de Madrid.

A partir de ahí, se irán conformando los nombres de quienes constituyen la Comisión Ejecutiva y la Comisión Permanente, que son los órganos ejecutivos donde se debaten los temas urgentes y de relevancia en el día a día de la Iglesia. «Salga quien salga, la clave es quienes forman parte de la Ejecutiva porque es ahí donde se marca el rumbo de la Iglesia española», detalla a LA RAZÓN un testigo de esas reuniones en las que el presidente saliente, el cardenal Omella, habría tenido que batallar «con una certera mano izquierda». O dicho de otra manera, los nombres de esta Comisión pueden dar pistas de hasta qué punto los obispos conforman un equipo más o menos alineado con las tesis de Francisco. Como candidatos se habla en los foros eclesiales de los arzobispos de Santiago de Compostela, Sevilla y Burgos, así como de los obispos de Getafe, Bilbao y León.

El cardenal Osoro y el obispo abad, sin voto

Cada voto cuenta en la semana electoral de la Conferencia Episcopal, puesto que además del presidente se elige a los responsables de las distintas áreas temáticas. Hasta este jueves, también podía ejercer este derecho el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro, en calidad de ordinario de los fieles católicos de rito oriental en España, pero este viernes la Santa Sede lo sustituyó por el cardenal Cobo, con efecto inmediato, por lo que no podrá votar. Aunque Cobo ha solicitado una prórroga in extremis al conocer la decisión vaticana el mismo viernes, no parece que haya margen de maniobra. Tampoco tiene derecho a voto el nuevo obispo de Gerona y hasta ahora abad de Poblet, Octavi Vilà. Aunque fue nombrado éste, no ha tomado la preceptiva posesión.