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Obama achaca el frío polar al cambio climático

La parte estadounidense de las cataratas del Niágara, congeladas a 20 grados bajo cero
La parte estadounidense de las cataratas del Niágara, congeladas a 20 grados bajo cerolarazon

La intensa ola de frío polar que está recorriendo Estados Unidos y Canadá –con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero– está, para el asesor de Ciencia y Tecnología del presidente estadounidense Barack Obama, John Holdren, directamente relacionada con el cambio climático. Así, lo comunicó ayer el experto en un vídeo divulgado por la página de internet de la Casa Blanca.

En la grabación, Holdren advierte a los espectadores de que no crean a nadie que les diga estos días que la ola de frío polar que asola a Estados Unidos «desmiente» el calentamiento global porque, de hecho, ningún episodio meteorológico extremo concreto puede probar o desmentir el cambio climático.

De este modo, el asesor de Obama explica que el clima es el patrón del tiempo que se observa en cada estación y zona geográfica y se describe con medias y probabilidades, pero añade que un creciente cuerpo de evidencias apunta a que la tendencia general es que media anual de temperaturas y precipitaciones está cambiando a nivel mundial y que la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos está incrementándose. Esta postura se planteaba horas después de que un popular locutor de radio norteamericano, Rush Limbaugh, alertara de que tantos los medios de comunicación como los demócratas no tardarían mucho en «encontrar una manera de conectar la ola de frío con la agenda del calentamiento global». La polémica está servida.

El meteorólogo español Ángel Rivera explica que «un hecho concreto no se puede atribuir a únicamente un fenómeno. Lo que pasa es que la acumulación de muchos fenómenos extremos puede tener algo que ver». Ahora bien, «esta ola de frío no quiere decir que el planeta no se esté calentando. Prueba de ello es la ola de calor de Argentina o que 2013 fuera el año más cálido de Australia desde que se tienen registros». «Parece –prosigue Rivera– que en los últimos años no ha habido un aumento de la temperatura y eso es, según dicen los científicos, porque el calor está almacenándose en los océanos. Hay ciclos en los que los océanos fijan más calor y épocas en las que menos».

Pero, ¿por qué esa ola de frío polar? La explicación para Holdren es el vórtice polar, una corriente de aire frío de los polos. Para este experto, el Artico se está calentando «dos veces más que en las latitudes medias», donde está Estados Unidos y esto es lo que debilita la intensidad del chorro polar, provocando ondas de aire frío más pronunciadas y que, por tanto, llegan más al sur. Esto se debe a que la diferencia entre las temperaturas entre el polo y las latitudes medias se están profundizando.

¿Por qué esa ola de frío polar?

En este sentido, Rivera explica que «El vórtice polar es una zona de bajas presiones que rodea a los polos y a veces profundiza hacia el Sur. En el caso del Ártico, ésta se descuelga a EE UU y en la de la Antártida hacia el Norte. No es algo raro, pero dicen que es la ola polar más intensa de los últimos 20 años». Por todo ello, para este experto, sólo la ola de frío no puede atribuirse al cambio climático, para ello faltaría hacer muchos estudios. Ahora bien –incide–, «llama la atención todos los diferentes fenómenos adversos que se están sucediendo. Eso sí que está ligado al cambio climático», concluye.

Y es que cada vez son más las voces que alertan de una mayor frecuencia de fenómenos extremos. Holdren precisa que los episodios de frío extremo como el que afecta a buena parte del país norteamericano son «una tendencia que se va a repetir cada vez con más frecuencia por el cambio climático. "Aunque existen muchos factores que explican este fenómeno y el debate científico en este campo continuará, creo que en los próximos años podemos esperar que como consecuencia del cambio climático, se producirán más episodios de frío extremo en las latitudes medias».

No es la única voz que resuena sobre fenómenos extremos. El pasado 2 de diciembre un equipo internacional con participación de CNRS, Météo-France, concluyó, tras analizar un conjunto de proyecciones climáticas en toda Europa en simulaciones realizadas para el quinto informe del Panel Intergubernamental de expertos del cambio climático (IPCC), que los primeros análisis han confirmado un aumento significativo en la frecuencia de eventos extremos: lluvias torrenciales, olas de calor y los períodos de sequía. En concreto, en el sur de Europa el incremento de las temperaturas en verano será más rápido que el norte de Europa y en invierno, el calentamiento será más rápido en la Europa del Este y del Norte. Además, las precipitaciones podrían ser mayores en el norte de Europa y más bajas en el Sur. En cualquier caso, en casi todos los países europeos, las simulaciones proyectan un aumento de la frecuencia de eventos de lluvias intensas, así como períodos secos más largos y las olas de calor más frecuentes son anunciados.

En este mismo sentido, ayer un nuevo estudio, publicado en «Hydrology and Earth System Sciences» volvía a incidir en este aspecto: Europa sufrirá cada vez sequías más severas y persistentes este siglo. Algo que según los expertos ya se había vaticinado en diferentes informes. Pero no son pocas las voces negacionistas del cambio climático, lo que llama la atención sobre todo después de que la propia Agencia Internacional de la Energía (no precisamente una ONG) dijera recientemente que todavía estamos a tiempo de evitar un aumento global de la temperatura media de más de 2 ºC. Pero para ello, tal y como advirtió la agencia, los gobiernos deben desarrollar estrategias políticas energéticas sin más dilación que persigan reducir las emisiones. Y es precisamente el sector de la energía el responsable de, aproximadamente, unos dos tercios de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.