Europa

España

Pedro Duque: «Va a ser difícil recuperar el talento perdido»

Ha aterrizado en Moncloa dispuesto a reivindicar «la buena situación» de nuestra producción científica –«aunque pensemos que no»–. Afirma que va a «sudar la camiseta» para poner a España en el pelotón de cabeza de la innovación.

El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque / Foto: Alberto R. Roldán
El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Ha aterrizado en Moncloa dispuesto a reivindicar «la buena situación» de nuestra producción científica –«aunque pensemos que no»–. Afirma que va a «sudar la camiseta» para poner a España en el pelotón de cabeza de la innovación.

Quedamos con el nuevo responsable de la ciencia española en la sede del Ministerio. Pero no en su despacho –mucho más protocolario– sino en la sala de reuniones donde departe con su equipo. Es cercano. No tiene mucho tiempo para responder a un puñado de preguntas. «Ahora recibo a la ministra de Croacia, quiere conocer el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas)». Sabe que tiene un reto importante: que la investigación patria vuelva a ocupar los primeros puestos internacionales. Todo un desafío que también le roba horas de sueño. ¿Cuánto está durmiendo estos días, ministro? Sonríe, las arrugas le poblan la cara porque no deja de gesticular. Se deja hacer fotos sin miramiento. Sólo cuida que el traje no salga arrugado. En un impasse del fotógrafo se gira. «Como dicen los norteamericanos: ¡Wrong question!». Y vuelve a reir.

–¿Cómo ha sido el aterrizaje de un astronauta en un Ministerio? Estas primeras dos semanas...

–Desde luego sí que ha habido muchas sorpresas, sobre todo para mí, que venía de un ámbito completamente distinto. Entiendo la Administración Pública, sobre todo la parte de organización internacional. Son más de veinte años trabajando en ello y los lenguajes no son del todo desconocidos. Pero lo que más he tenido en cuenta estas primeras semanas ha sido la consigna del presidente: empezar desde ya, no detener el país, que sea una transición en la que las cosas sigan saliendo adelante. He llegado a la conclusión de que si no te basas en el trabajo de los funcionarios, si no les dejas continuar, que hablen contigo y te digan lo que falta, se habría hecho mucho peor. Lo más importante de estas transiciones es demostrar lealtad hacia lo que estaba ocurriendo en el Estado hasta el momento y no pretender cambiar el rumbo. Primero hacer que funcione el barco y luego ya veremos...

–¿La situación de la ciencia que se ha encontrado era la que se esperaba?

–Creo que no se ha puesto en conocimiento de todo el mundo cosas que son básicas para la ciencia y que la sociedad, probablemente, no se había enterado. La cantidad de procesos y trabas administrativas que hay... eso habría que arreglarlo. La falta de contratación de personal durante muchos años ha hecho que las organizaciones tengan una tensión muy alta que tenemos que tratar de resolver. Los centros científicos han tratado de seguir contratando, pero la Administración se ha quedado corta. Esta misma semana estamos hablando con Hacienda para conseguir ese primer alivio. La situación de la producción científica en España es muy buena, es de muy alta calidad y perfectamente comparable a la que puede haber en otros países, aunque los españoles pensemos que no.

–¿Con quién nos podemos comparar?

–Con el mejor, aunque no podemos entrar en todas las áreas de producción científica. Pero, por ejemplo, en cáncer, salud... También tenemos expertos en fusión nuclear que ganan concursos técnicos. La gente debe conocer el estado de la ciencia y la tecnología, que está mucho mejor de lo que nos creemos, pero los científicos están bajo tensión y lo que tenemos que hacer es incrementar los recursos para que siga en ese estado y estén en una situación más holgada.

–Con los Presupuestos ya aprobados, ¿hay margen de maniobra?

–Incrementar las dotaciones de I+D y de universidades va a ser muy difícil, de momento, en ninguna cuantía significativa, pero sí que existen cosas que se pueden hacer para aliviar la situación, mientras consigamos suficiente apoyo del Parlamento para que en los próximos Presupuestos nos encaminemos hacia las metas que todos tenemos. Es un poco esquizofrénico que todos queremos que aumente la inversión en ciencia y universidades, pero nunca conseguimos que se haga. Hay que romper con ello. Mi cometido número uno es buscar dónde se ha dado ese parón en la evolución que queremos que haya en los recursos de I+D.

–Hablando con científicos de diferentes áreas comentan el problema que tienen con la burocracia, ya que deben acudir a consurso público con cualquier contrato superior a 15.000 euros. ¿Este aspecto está en vía de solucionarse?

–Por supuesto. Una opción es, al menos, incrementar los límites en las actuaciones que estén relacionadas con la ciencia y la tecnología. Creo que todos los grupos parlamentarios van a seguir con el trámite en el Congreso y lo van a terminar aprobando, pero tendríamos que plantear si hay que ampliar ese tipo de excepciones a otras áreas. En ciencia debemos confiar más en las personas que hacen ciencia. Hay que entender que no son la media, están por encima, los hemos escogido, son los que salen con mayor nivel. Podríamos alcanzar un acuerdo para dejarles actuar sin que deje de haber control, y sin que se detenga la velocidad de la ciencia.

–¿Qué papel juega la inversión privada?

–Estoy intentando visitar a empresas que tienen inversión en I+D, que hacen ciencia en otros países, pero no en España. Hacen centros de desarrollo, tienen fuertes innovaciones fuera de aquí y debo convencerles de que ese tipo de investigaciones se pueden instalar con la misma o mayor ventaja en España que en países como EE UU, Alemania o Francia. Tenemos gente, ilusión... La idea del Gobierno es promocionarnos así que, por favor, ¡vedlo! (espeta a las empresas extranjeras). Otra de mis labores será convencerlas de que esto es verdad y ponerles unas condiciones por las que les convenga venir y llevar a cabo ese cambio. También tenemos que aliviar las cargas administrativas.

–Pero, ¿hemos perdido ya el tren de la innovación?

–Creo que todavía vemos el pelotón de cabeza, hay que pegarse una «sudada» claramente, pero todavía podemos estar ahí. La gente tiene muchas ganas. Los centros científicos, las empresas tecnológicas y los laboratorios de investigación de las universidades tienen mucho potencial para ponernos al nivel que queremos estar.

–¿La ciencia básica es la gran olvidada?

–Creo que es casi la que mejor está.

–¿Cómo percibe a la mujer en la ciencia española?

–Por lo que veo hay más mujeres que hombres, es mi percepción. Y muchas más entre la gente joven que entra. En ese sentido no creo que haya un problema, salvo los que tienen todas las mujeres en general en la sociedad. Por otro lado, sí que se percibe el problema en el último escalón de gerencia. No hay tantas mujeres como las que podría haber. Son puestos que se asignan en los que lo que prima no es la excelencia científica. Tendríamos que tener muy en cuenta la perspectiva de género y, si está en mi mano, lo haré.

–¿Es optimista con el regreso de talento?

–Hay mucha gente que se ha marchado, tenía mejores condiciones en otros sitios, sobre todo en Europa. Va a ser difícil que lo resolvamos. Es cierto que no necesariamente es malo tener una experiencia fuera, también habría que traer a gente de fuera aquí. Ese intercambio tiene que existir, pero ahora es totalmente asimétrico. Está directamente ligado al incremento de recursos. No se puede traer a la gente y que no tenga un programa o un Plan Nacional de Investigación al que se pueda acoger. Esto debe ir vinculado con la financiación. Es una oportunidad, pero debe haber un acuerdo para que verdaderamente se haga.

–¿Hay algo de su vida pasada como astronauta que pueda aplicar a su labor como ministro de Ciencia?

–De mi labor como gerente de empresa, hasta cierto punto sí porque el lenguaje es parecido. Conozco cómo funciona una empresa, la mentalidad de los que trabajan ahí, cómo atraerles a que inviertan. Como astronauta, tienes un liderazgo que se ejerce de forma suave, tratando de dar ejemplo, que a la gente le sienta muy bien, sobre todo a los científicos, que sea un liderazgo consensuado. Voy a tratar de utilizar todos estos mimbres antiguos para conseguir acuerdos con gente de dentro y fuera de la ciencia.

–¿Cómo aborda la reforma universitaria que llevan años exigiendo los rectores?

–No me pilla fuera de juego, he tenido tiempo de que me expliquen los rectores qué debemos hacer. Estoy por la labor, si ellos quieren, de plantear al Congreso una reforma de su ley.

–La última locura de Trump: crear una fuerza espacial.

–Lo primero que debo decir es que es presidente de EE UU y siempre hay que tomárselo en serio. Pero esto es más una cuestión de palabras. La Fuerza Aérea de EE UU tiene como primer lema la superioridad espacial –tengo el documento, añade–. Siempre está ahí. Supongo que tal vez conviertan el Pentágono en un Hexágono o algo así, pero no es un cambio de filosofía.

–Se debe trabajar hacia una ciencia más europeísta, más transversal?

– Nuestras estrategias y planes tienen una orientación europea porque nuestros objetivos están alineados con los del programa que articula la política científica de la Unión Europea, Horizonte 2020. Somos y queremos ser Europa. Además, nuestros investigadores, universidades y empresas están compitiendo muy bien con sus homólogos europeos y trayendo proyectos y recursos, lo que demuestra que en España hay mucho talento. Por otra parte, la ciencia es internacional. Sería imposible que los investigadores españoles –realmente los de ningún país–, investigaran de manera aislada.

– Es un firme opositor de las pseudociencias, ¿cómo se puede luchar frente a ellas?

– Hay muchas maneras y muchos ámbitos en los que se puede actuar. Es importante acercar la ciencia a la sociedad, hacer conscientes a los ciudadanos de hasta qué punto la ciencia forma parte de nuestras vidas, aumentar su interés y su conocimiento. Pero la batalla contra la pseudociencia no solo se pelea en el terreno del conocimiento, es indispensable inculcar el espíritu crítico, y eso debería hacerse probablemente desde la escuela. El método científico es una manera de pensar.