Religion
Podemos asalta la Semana Sanrta: El «Kichi» se resiste a los milagros del Nazareno
Aunque recibió su medalla, no entregará el bastón de mando a la imagen. Tampoco irá a la procesión como alcalde, pero sí con su madre. Quiso recortar las subvenciones
Aunque recibió su medalla, no entregará el bastón de mando a la imagen. Tampoco irá a la procesión como alcalde, pero sí con su madre. Quiso recortar las subvenciones
La relación del alcalde podemita de Cádiz, José María González «Kichi», con la Semana Santa podría resumirse con un refrán y el título de una obra de Lenin. El refrán es el del perro del hortelano, que no come ni deja comer, mientras que el libro es «Un paso hacia delante, dos atrás». No hace falta explicarlo. Y es que el alcalde gaditano negó primero las subvenciones a las cofradías y luego rectificó; fue a recibir la medalla del Nazareno, regidor perpetuo de las ciudad, aunque al día siguiente continuó con su discurso antirreligioso y los desprecios a una realidad, la de las hermandades, a la que pertenecen casi 30.000 gaditanos. «Uno de cada cuatro es cofrade. Más aún, tres de cada cuatro es cristiano. Esta realidad no se puede pasar por alto», explica Martín José García Sánchez, presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Cádiz.
A pesar de esto, el nuevo Gobierno municipal manifestó, nada más tomar posesión, que iba a reducir al máximo la subvención que otorgaba a la Semana Santa, que asciende a poco más 124.000 euros. Tras meses de tensión y dos reuniones, el Consejo Local de Cofradías desmontó los prejuicios del Consistorio gobernado por el «Kichi», que finalmente decidió mantener la partida. «Nosotros somos mediadores de la subvención. Los destinatarios finales son el comercio, los artesanos, la industria, los servicios; en definitiva, la economía gaditana, que encima es muy deficiente», explica Martín José, que añade que incluso «solucionaron» un problema al Ayuntamiento con el montaje de los palcos. «El problema del Ayuntamiento tiene mucho que ver con el desconocimiento y la inexperiencia. Nunca han gobernado ni estado en la oposición», concluye el presidente del Consejo Local de Cofradías.
Solucionada la cuestión económica, los problemas llegaron con la representación por parte del Ayuntamiento en los actos de las cofradías. Así, el «Kichi», como venían haciendo desde siempre los alcaldes de la ciudad, no irá hoy en la presidencia del Nazareno, nombrado «regidor perpetuo» desde que librara a los gaditanos de la peste amarilla en 1800. Irá con su madre tras el paso, porque «va como hijo» y «quiere ser uno más». También se negó a entregar el bastón de mando al Cristo, con el que procesiona la tarde noche del Jueves Santo. Fueron miembros de la cofradía los que tuvieron que ir al Ayuntamiento a recoger el bastón, que se le colocó en la noche de ayer a puerta cerrada.
Las hermandades gaditanas esperaban que el «Kichi», después de ser el único de su grupo político que acudió a recibir la medalla del Nazareno, cambiara de actitud. Duró poco la conversión del alcalde podemita, que, aunque fugaz, ya ven como un milagro más del Nazareno. Así lo reflejaba Francisco Jesús Devesa Molina, pregonero de la Semana Santa 2016: «¿Quién dijo que los milagros eran cosas de tempos pasados? Fíjense si son actuales que, al igual que en Cafarnaún hizo Jesús que un ciego recobrara la vista, también en nuestra ciudad, el Nazareno hizo que uno de esos vecinos que tenían ciegos los ojos de la fe, de esos que renegaban de su nombre y de su icono en la cruz, recuperar la visión del alma –aunque sólo fuera por un instante– y recibiera sobre su pecho la medalla corporativa de la Hermandad». No gustó al alcalde la referencia y reaccionó cancelando su presencia en la comida que organiza las cofradías.
Pero no quedaron ahí los desprecios del «Kichi» y su gobierno a la Semana Santa de Cádiz, pues declinó su asistencia al palco que el Ayuntamiento tiene en la carrera oficial, concretamente en El Palillero. Para más inri, no sólo no va –algo que la cofradías respetan, «pues está en su derecho»–, sino que no permite que los representantes de los demás grupos políticos acudan. «Cuando nos dijo que no iba a venir, hablamos con las demás fuerzas políticas por si querían sumarse y aceptaron. En cuanto se enteró, nos envió un documento en el que se decía que ningún representante del Pleno municipal podría hacer uso del palco», explica Martín José.
Durante los dos días que pasó en Cádiz, este periódico intentó ponerse en contacto con el alcalde para que ofreciera su versión. Como hizo con las cofradías, tampoco se presentó.
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