Meteorología
¿Por qué mienten los termómetros urbanos?
Aunque es posible ver marquesinas con 48 grados, la única vez que se superaron los 47 fue en 1994 en Murcia
Cuando aprieta el calor resulta extrañamente natural hablar de temperaturas de 48, 50 ºC o, incluso, más. Nos fiamos de las temperaturas desorbitadas que marcan los termómetros. Nos permiten constatar que el bochorno asfixiante que sentimos es real a tenor de los registros de las marquesinas y no los 40 o 43ºC que dicen oficialmente los meteorólogos. No obstante, la temperatura que registran tanto los termómetros urbanos solitarios de las ciudades como los de las paradas de autobuses es irreal. De hecho, la única vez que se superaron los 47ºC fue el 4 de julio de 1994 en Murcia. Ese día la estación de Alfonso X registró 47,2ºC, la temperatura máxima más alta desde que se tienen registros, según los datos facilitados por Mar Gómez, meteoróloga de «Eltiempo.es» y doctora en Físicas. Le sigue Córdoba, con 46,6 ºC y Sevilla, que alcanzó la misma temperatura el mismo día: el 23 de julio de 1995.
Entonces, ¿por qué tenemos en nuestro haber fotos en las que los termómetros marcan más de 48ºC? «Esto es debido a la exposición que tiene el termómetro a la radiación solar, ya que los materiales de los que está compuesto se van sobrecalentando y no liberan el calor, que se queda acumulado sobre todo durante el mediodía», explica la meteoróloga. Al no disiparse el exceso de calor en la zona del sensor térmico y de la carcasa, la temperatura que registran es mayor. Y a medida que aumenta la temperatura exterior el desvío de estos dispositivos se dispara aún más. «La diferencia es progresiva. Es decir, a una temperatura ambiental de 25 ºC el termómetro va a marcar una temperatura más próxima a la real que si en el exterior hay 40 ºC. En concreto, en rangos de temperatura de entre 25 y 30 ºC, los termómetros van a registrar entre 2 y 4 ºC más de lo real. Si hay entre 30 y 35 ºC, los termómetros marcarán entre 4 y 6 ºC por encima; entre 35 y 40 ºC, la diferencia será de entre 6 y 10 ºC, y por encima de 40ºC, los termómetros marcarán 10ºC por encima de lo real o incluso más», detalla la meteoróloga. De modo que los termómetros al sol de las ciudades no son precisamente exactos. Deberían de estar a la sombra y en espacios abiertos sin edificios, ni asfalto alrededor, como las estaciones oficiales «en garitas cerradas, con ventilación y a un metro y medio del suelo para poder registrar la temperatura exterior de forma adecuada», explica Gómez.
Esta notable desviación que tienen los termómetros respecto a las estaciones oficiales sucede en verano o cuando las temperaturas superan los 25ºC, ya que en invierno estos dispositivos prácticamente no se sobrecalientan.
Otro concepto a tener en cuenta es el efecto isla de calor y que explica por qué en las ciudades el calor a unas determinadas horas es superior al que marcan las estaciones oficiales. Y es que en las urbes el asfalto acumula el calor y los edificios no permiten una correcta circulación del aire y del viento. Esto explica que “de media, entre la ciudad y los pueblos de extrarradio la diferencia térmica suela ser de unos 3 ºC a lo largo del año”, precisa Gómez. No obstante, se han detectado diferencias de hasta 6 ºC en ciudades como Madrid, donde un estudio llevado a cabo por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) detectaron que en los meses de verano la desviación que había entre el centro de la ciudad y sus alrededores podía ser de hasta 6ºC. Por ejemplo en julio de 2015, en plena ola de calor (la más duradera desde que se tienen registros), en Ciudad Universitaria se registraron 27ºC y en Ventas, más de 33ºC.
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