Aborto

¿Puede haber un «efecto contagio»?

La Razón
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l Desde el prisma de la ética médica, ¿qué opinión le merece la extensión de la eutanasia que proyecta Bélgica?

–Es una aberración, pero va en línea de su cultura de la muerte: cualquier persona con discapacidad no tiene derecho a la vida y puede ser eliminado, desconectado sin que medie la intervención de un médico. Supone saltarse un derecho inherente en todo ser humano: el derecho a la vida. Las personas que lo defienden promueven una cultura de la muerte. Así, salimos todos perjudicados.

l Esta niña apela directamente al rey Felipe de Bélgica. ¿Cree que va a obtener repercusión?

–Puede tener mucha repercusión. Más que por el vídeo, porque la prensa se está haciendo mucho eco de ello. De esta forma, el tema se abre al debate. Es algo que estamos viendo en las últimas noticias: los movimientos ciudadanos tienen más peso que nunca, en detrimento de las corruptelas políticas. Los movimientos cívicos tienen muchísima fuerza.

l Los padres de la niña creen que puede darse un «efecto contagio» en otras legislaciones.

–Desgraciadamente es así. Lo hemos visto en numerosos ejemplos. Es el caso del aborto. En España hemos reconocido la interrupción del embarazo como un derecho, algo que en ningún país del mundo ha ocurrido, donde es un delito con algunos supuestos reconocidos. Esperemos que el Gobierno no se eche atrás, e impulse además una ley de ayuda a la mujer embarazada.

l En España hubo un intento por parte del Gobierno socialista de crear una ley de muerte digna. Sin embargo, tras la victoria electoral del PP jamás llegó siquiera a plantearse. ¿Cuál es la situación ahora mismo en nuestro país?

–Afortunadamente, en España contamos con un Plan Nacional de Cuidados Paliativos. Y va bastante bien, aunque podría ir muchísimo mejor: las últimas noticias apuntan a que todavía hay muchas personas desatendidas. Pero el plan ayuda a estos pacientes durante las últimas etapas de su vida y les alivia de un sufrimiento grande. Aquella ley de muerte digna no tenía ningún sentido. Con el plan actual no se busca producir la muerte al paciente, sino sedarlo para que fallezca en condiciones dignas. No podemos matar a nadie porque no tenemos potestad. No somos verdugos, somos médicos. Además, la sedación terminal tiene sus indicaciones. No hace falta crear ninguna ley de muerte digna.

l En todo caso, es cierto que no todas las comunidades gozan de la misma accesibilidad a este plan de cuidados paliativos.

–Eso es algo que habría que mejorar. En vez de recortar presupuestos en asuntos como los cuidados paliativos o en la conciliación familiar, habría que potenciarlos más. No puede ser que en Madrid y Barcelona los pacientes estén cubiertos y en otras comunidades no. A veces, los políticos destinan los presupuestos para que más les conviene. Hay que pelear para que se destinen más recursos.