Emergencias

“Quiero proteger a los ciudadanos, pero no me dejan. Y la ausencia de una ley que nos coordine, me desprotege"

Roberto Castro, bombero de 55 años relegado a administrativo, lamenta que el adelanto electoral deja a los bomberos sin una norma que mejore la respuesta ante los incendios y refuerce sus derechos ante lesiones o enfermedades

Roberto Castro, bombero retirado del servicio por una enfermedad pese a los informes médicos que le consideran apto: “Quiero proteger a los ciudadanos, pero no me dejan. Y la ausencia de una Ley que nos coordine, me desprotege”
Roberto Castro, bombero retirado del servicio por una enfermedad pese a los informes médicos que le consideran apto: “Quiero proteger a los ciudadanos, pero no me dejan. Y la ausencia de una Ley que nos coordine, me desprotege”La Razón

5.000 bomberos procedentes de todos los puntos del país se desplazaron hasta Madrid el pasado 16 de mayo para manifestarse contra el Gobierno y exigir una ley Marco que regule y coordine su actividad. Hace más de dos años, esta ley, SPEIS por sus siglas, se registró en el Congreso y contó con el apoyo de todos los partidos políticos. El PSOE la incluía en su programa electoral, y el colectivo esperaba que, de aquí a noviembre, el partido de Sánchez tuviera tiempo de cumplir su promesa. Sin embargo, la disolución de las Cortes y la reciente convocatoria electoral truncan las esperanzas de aprobar una ley que, asimismo, sería determinante frente a los incendios y otras emergencias -también en los aeropuertos, donde este verano se prevé un récord de pasajeros-.

Desde la Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales -que agrupa a los bomberos de las Administraciones Públicas y de los aeropuertos- han remitido una carta a todos los grupos políticos pidiendo reactivar esta ley marco, cuyas dos peticiones principales son: que en caso de emergencia pueda acudir el parque de bomberos más cercano; y que en caso de lesión o enfermedad se les garantice el derecho a una segunda actividad.

El primer punto es fundamental, pues tiene poco sentido que, si por ejemplo, hay un incendio en Fuenlabrada, sólo pueda acudir el servicio de bomberos destinado a este municipio, aunque otros, pertenecientes a la Comunidad de Madrid, estén más cerca y puedan llegar en menos tiempo. Para explicar el segundo, recurrimos a la pesadilla que está viviendo Roberto Castro, un bombero de 55 años al que hanseparado del servicio de bomberos alegando una enfermedad que en ningún caso, tal y como establecen los informes médicos, le impide cumplir con las funciones que lleva realizando desde hace más de veinte años.

Después de aprobar la oposición de bombero en 2001, y tras muchos años en el aeropuerto de Barajas, Roberto se trasladó en 2006 al aeropuerto de La Coruña, donde ejercía como jefe de dotación. En el año 2017, en un reconocimiento médico laboral, vieron que tenía las arterias coronarias taponadas. Le realizaron una intervención quirúrgica, una revascularización percutánea, y le dijeron que lo único que tenía que hacer era tomar medicación para poder llevar una vida normal y cumplir con su trabajo habitual.

La sorpresa llegó el pasado mes de abril, cuando después de hacerle un nuevo reconocimiento en febrero, le notificaron que no era apto para cumplir con su trabajo a causa de esta revascularización. No es solo que este veredicto haya llegado seis años después de la intervención, es que además, ese no apto llegó un día después de recibir un informe en el que la calificación clamaba que sí era apto. ¿Cómo, con un sólo día de diferencia, puede producirse un cambio de semejante envergadura?

“Me enviaron un documento, titulado Criterios de aptitud médica para la permanencia en la ocupación, que casi nadie conocía, ningún compañero ni la mayor parte de sindicatos lo había visto antes. En él ponía: no se admite la revascularización percutánea que pueda suponer riesgo o dificultad para realizar las tareas. Al recibir esto, fui a mi cardiólogo y me hizo un informe, explicando que podía cumplir con mis funciones habituales de bombero. Lo presenté a la empresa, y entonces me volvieron a mandar otro documento titulado igual que el anterior, pero ahora, con la siguiente declaración: no se admite revascularización percutánea de ningún tipo, suponga o no riesgo o dificultad. ¿Cómo es posible que después de mi protesta me envíen un documento nuevo que parece que se han sacado de la manga?”, se lamenta Roberto hablando con LA RAZÓN.

“Que me digan por qué no soy apto, que me den motivos. Han hecho caso omiso a los informes de médicos privados que les he presentado. Me han hecho pruebas y todo está bien, puedo seguir siendo bombero. Hago deporte, escalo, no he tenido más problemas y todas las revisiones salen bien”, añade.

Directo a Administración

La vida de Roberto, de la noche a la mañana, dio un vuelco. Le relegaron a los puestos de Administración, un lugar que nada tiene que ver con su experiencia como bombero, pues no era solo técnico, sino también jefe, por lo que a lo largo de toda su trayectoria ha cumplido, por ejemplo, con muchas funciones relacionadas con la formación.

Ha trabajado los últimos 23 años con turnos rotativos, y ahora se siente incapaz de adaptarse a un horario de oficina: “Me han roto la vida, el cuerpo no lo asimila, y a nivel mental lo estoy pasando mal. Veo a mis compañeros uniformados y siento envidia. Yo ahora voy de paisano. Intento hacer de tripas corazón, pero me afecta. Yo en una oficina no encajo, he estado siempre trabajando en parques. No soy administrativo, soy bombero, de vocación, de sentimiento. Yo quiero estar en la calle, ayudar a la gente, no estar delante de un ordenador ”, explica. Para Roberto, este nuevo puesto, es el que menos encaja con sus características y aptitudes: “¿Por qué no me han mandado a un puesto formativo? Si no me querían tener en primera línea, luchando contra los fuegos, que me manden a segunda, que está relacionada con lo que he venido desarrollando a lo largo de mi carrera. Pero a administración… Es una tomadura de pelo”.

Roberto, escalador activo y que ahora se encuentra terminando la carrera de Física, lamenta que se le haya tratado “como si fuera un abuelo": "Y más cuando hay una cantidad infinita de actividades que podría hacer y que están más relacionadas con la parte práctica. Como no tenemos una ley que nos proteja, y que regule nuestra segunda actividad, esto es un jaleo, una pesadilla. Y la situación es de todo menos tranquilizadora, porque si, sin motivos de peso, me han mandado a administración, ¿quién me dice que no me pueden mandar a la calle u obligarme a prejubilarme? Por no decir que es evidente que si tienen que prescindir de alguien en este departamento, será de mí, que no es mi ámbito y no he trabajado aquí antes”.

Una ley necesaria

El veterano bombero retirado del servicio incide en que “los políticos tienen que dar luz verde a la ley SPEIS, es absolutamente necesario para que se pueda cubrir de forma eficaz la seguridad de los españoles": "No olvidemos que además de incendios, los bomberos cubren accidentes y rescates de todo tipo, inundaciones, achiques, vendavales... Necesitamos un marco claro que fije todos los aspectos relacionados con la profesión, que evite el desconcierto que se crea cuando acuden cuerpos distintos, a veces no profesionales, que minimice las situaciones tensas durante las intervenciones motivadas muchas veces por falta de autoridad".

Roberto añade que “también necesitamos esta ley para acabar con situaciones anómalas como la que estoy viviendo yo ahora, retirado del servicio y haciendo funciones administrativas en lugar de realizar una segunda actividad regulada y que me permita seguir utilizando, a favor de la ciudadanía, mis conocimientos y experiencias previas. Quiero y puedo seguir protegiendo a los ciudadanos, pero no me dejan hacerlo, y la ausencia de una Ley que nos coordine, me desprotege”.