
La opinión de Antonio Pelayo
Sacerdotes del siglo XXI
Los seminaristas de este primer cuarto de siglo manifiestan una cierta tendencia hacia formas más tradicionales de concebir y vivir su ministerio

Las estadísticas más recientes certifican que el número de sacerdotes ronda los cuatrocientos mil; al mismo tiempo, los seminaristas mayores (los que se preparan para el sacerdocio) superan los cien mil. Ambas cifras reflejan una ligera disminución que varía mucho según los continentes: decrecen en Europa pero se incrementan en África y Asia; en esta última parte del planeta se registran aumentos muy importantes en países como Filipinas, Corea del Sur e incluso Vietnam.
Pero más importante que las cifras es conocer cómo van a ser esos sacerdotes del inmediato futuro. Los estudios más recientes no coinciden en respuestas definitivas. Sí parece que, por un efecto pendular, los seminaristas de este primer cuarto de siglo manifiestan una cierta tendencia hacia formas más tradicionales de concebir y vivir su ministerio.
León XIV ya ha manifestado su pensamiento al respecto al ordenar a once diáconos de su diócesis romana. Entre los consejos que ofreció a sus neo-sacerdotes destacan no separarse ni aislarse de las personas de carne y hueso que el Señor pone en su camino, no convertir el don recibido en un privilegio, no buscar el poder, no ser dueños sino custodios, la autoreferencia apaga el fuego de la misión, como tantas veces advirtió el Papa Francisco. Y para concretar aún más su visión, añadió: «Juntos –les dijo– reconstruiremos la credibilidad de una Iglesia herida, enviada a una humanidad herida, dentro de una creación herida. No importa ser perfectos pero es necesario ser creibles». Días después, en una mensaje a los sacerdotes franceses reunidos en París, les aconsejó, como también hizo Bergoglio, qe amen a sus comunidades «con un amor empapado de cercanía, de dulzura, de humildad y de sencillez».
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