Alimentación

Sardinas enlatadas: estos son los riesgos ocultos que podrían afectar tu salud

Los alimentos enlatados aunque prácticos pueden poner en riesgo tu salud si se consumen en grandes cantidades.

Lata de sardinas.
Lata de sardinas.Lolapixabay

Los productos en lata son el salvavidas de muchos españoles que cada vez los consumen más. Para nadie es un secreto que son un recurso fácil y variado en la cocina y todos incluimos mejillones, atún o sardinas en la lista de la compra. Sin embargo, vale la pena cuestionarse si su consumo de manera habitual es sano para nuestro organismo y cuántas veces a la semana deberíamos incluir los enlatados en nuestras comidas.

La comida de conserva en lata aporta una gran cantidad de minerales como el hierro, zinc o yodo que contribuyen al funcionamiento adecuado de la tiroides y el sistema nervioso, previniendo la anemia y mejorando la apariencia de de la piel, el pelo y las uñas.

Pero todo en exceso es malo, y esas mismas propiedades que ayudan a conservar los minerales pueden suponer una reducción en las vitaminas en comparación con un producto fresco. El proceso de enlatado puede reducir el contenido de vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina C y el potasio.

Riesgos de consumir enlatados en exceso

Los alimentos enlatados contienen grandes cantidades de sodio, la razón es sencilla: utilizan sal como conservante. El sodio en grandes cantidades afecta la presión arterial y provocan retención de líquidos. Todo esto puede desencadenar problemas cardiovasculares.

Fuera del riesgo del sodio, las sardinas enlatadas contienen mucho más Omega 3 que los productos frescos debido al uso de aceite para su conservación. Si bien el Omega 3 nos ayuda a mantener los niveles de colesterol sanos, fortalece nuestras neuronas y ayuda a mantener el corazón sano, el aceite contribuye a un aumento en las calorías y la grasa.

Otro de los grandes problemas de las sardinas o el atún en lata tiene que ver con su envase más que con su conserva. Por ejemplo, el uso de bisfenol - A (BPA), un compuesto orgánico que recubre el plástico del interior de las latas para evitar el proceso natural de la oxidación.

La exposición a altos niveles de BPA se ha relacionado con varios problemas de salud, incluyendo alteraciones hormonales, problemas reproductivos, enfermedades cardiovasculares y un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Aunque algunas empresas han comenzado a eliminar el BPA de sus productos, no todas las latas están libres de esta sustancia.

Por último, el consumo excesivo de alimentos enlatados puede llevar a una dieta desequilibrada y monótona. La dependencia de estos productos puede limitar la variedad de nutrientes y sabores en la dieta. Para mantener una dieta equilibrada y saludable, es fundamental complementar los alimentos enlatados con opciones frescas, integrales y mínimamente procesadas siempre que sea posible.

Las sardinas enlatadas

Recientemente, se han emitido alertas sanitarias respecto a las sardinas en lata debido a la presencia de histamina, una sustancia que puede causar intoxicaciones alimentarias. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha señalado que varias partidas de sardinas ahumadas en aceite de girasol, distribuidas en diversas regiones de España, han mostrado niveles peligrosos de histamina.

Los enlatados también presentan ciertos riesgos relacionados con la presencia de metales pesados. La contaminación con mercurio, plomo y cadmio puede ocurrir debido a varios factores, incluyendo la contaminación ambiental y prácticas inadecuadas durante la cadena de suministro.

Para minimizar los riesgos, es importante diversificar la dieta y no depender exclusivamente de alimentos enlatados. Aunque las sardinas enlatadas pueden ser una parte saludable de la dieta, su consumo debe ser moderado y complementado con otras fuentes de proteínas y nutrientes frescos.