Brexit

"Son trastornos emocionales, no psicóticos"

Las decisiones políticas solo causan problemas mentales si hay predisposición genética a desarrollar la enfermedad.

"Son trastornos emocionales, no psicóticos"
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Las decisiones políticas solo causan problemas mentales si hay predisposición genética a desarrollar la enfermedad.

La política nos perturba. Esta afirmación describe a la perfección el estado en el que nos encontramos los españoles tras constatar cómo tras cinco meses de negociaciones a la espera de un pacto que nunca llegó tendremos que volver a las urnas el próximo mes de noviembre. El poder envejece. Existen ejemplos de mandatarios cuyos rostros reflejan las huella del poder: canas, arrugas, rostros afilados. Ellos no son los únicos afectados. La población también sufre. No en vano, sobre gran parte de los mortales recae el peso de las decisiones que se toman desde el gobierno.

Más allá de las secuelas físicas, las decisiones políticas también tienen efectos sobre la salud mental de los ciudadanos. Un estudio, publicado en la revista «British Medical Journa», documenta el primer caso de un trastorno mental cuyo origen está directamente relacionado con el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. ¿En qué medida una decisión política puede derivar en un trastorno mental?

El politólogo y director de asuntos públicos de Atrevia, Manuel Mostaza, asegura que desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI se desarrolla una corriente que estudia el paradigma del votante emocional. «Se empieza a apreciar que las emociones influyen bastante en el comportamiento político de los votantes, especialmente en contexto de crisis o de tensión política como es un referéndum político». El experto alude al miedo, uno de los recursos más recurrentes en política. El miedo nos hace tomar decisiones bruscas, y son más emocionales que racionales. El PSOE lo empleó en las elecciones del 28 de abril para inculcar a la sociedad el miedo a la trifachito y al retroceso en libertades al que la derecha sumergíría a la población. Por su parte, los populares lo usaron para potenciar la creencia de un empeoramiento de los datos económicos si se votaba a la izquierda. En la actualidad, los extremos se están radicalizando y mucha gente vota por miedo a que no llegue al poder el extremo político opuesto.

Miedo o euforia

Para Manuel Mostaza, los discursos que se basan en emociones como pueden ser miedo o euforia pueden ser un desencadenante para un trastorno emocional que no es lo mismo que mental. En el ejemplo que nos ocupa, el Brexit, aún más, porque se trata de un referéndum en el que solo hay dos opciones y en caso de que la tuya no triunfe el sentimiento de apatía es mayor al existir solo dos opciones. Por su parte, el experto en psicología social y en liderazgo político Andrés Cascio apunta que las medidas que se toman a nivel político «pueden atormentar o mejorar el estado psicosocial de la población en tanto en cuanto ese colectivo sufre una alteración con las mismas».

Ahora bien, cuando nos referimos a trastornos mentales diagnosticados –un comportamiento bipolar o un cuadro psicótico– ,en la mayoría de los casos tiene que existir un componente desestabilizador que desencadene esa alteración. Es decir, las decisiones políticas no causan esquizofrenia, aunque sí incertidumbre e inseguridad. En este sentido, «si hay antecedentes genéticos, la desestabilización política puede despertar un trastorno grave o activarlo».Ambos expertos coinciden en señalar que más que trastornos mentales, la política causa trastornos emocionales.

De hecho, el doctor Cascio pone como ejemplo varios episodios en los que el contexto político ejerció una fuerza desestabilizadora sobre la población. «Durante la época del telón de acero varias generaciones sufrieron tristeza vital a raíz de una situación que ellos no había creado y que generó una angustia social». Otro de ellos, muy de actualidad, hace referencia a la situación en Cataluña. «Existe un desestabilizador emocional». En su opinión, al independentista le guía una fuerza no racional que produce una alteración del estado de ánimo al verse frustrado su deseo.

Para toda enfermedad se persigue un tratamiento: ¿tiene cura esta patología? Los expertos coinciden en que una declaración política puede frenar o acelerar el grado de ansiedad de la población. En el caso del Brexit, los planes de contingencia que mitiguen o empeoren las consecuencias sobre las población pueden aumentar o reducir la ansiedad. Ahora bien, si la actual situación política en España de repetición electoral le produce apatía o angustia, no se preocupe: no es usted, son nuestros políticos, que carecen de altura de miras y responsabilidad.