
Limpieza
El sorprendente truco casero con cáscaras de huevo y detergente que arrasa en los hogares
Con este método, no es necesario recurrir a productos químicos agresivos

Cada vez surgen más consejos prácticos en los hogares que combinan ahorro, eficacia y respeto por el medio ambiente. Uno de los últimos en popularizarse, especialmente en redes sociales, es la mezcla de cáscaras de huevo con detergente para el lavado de vajilla. Puede parecer una ocurrencia insólita, pero tiene fundamentos más sólidos de lo que se podría pensar.
Las cáscaras de huevo están empezando a ganar protagonismo como herramienta de limpieza natural. Gracias a su textura áspera y su alto contenido en calcio, funcionan como un abrasivo suave, ideal para eliminar suciedad incrustada sin dañar las superficies resistentes.
Al combinarse con el detergente habitual para platos, esta mezcla potencia su capacidad de limpieza, actuando como un exfoliante doméstico perfecto para utensilios como sartenes, ollas o bandejas. El resultado: superficies más limpias con menos esfuerzo y sin necesidad de recurrir a productos químicos agresivos.
Cómo preparar la mezcla correctamente
Poner en práctica este truco es sencillo y no requiere más que dos ingredientes. Para obtener el mejor resultado, basta con seguir estos pasos:
- Secar y triturar las cáscaras de huevo: Una vez lavadas y secas, se deben desmenuzar hasta obtener pequeños trozos, preferiblemente en un cuenco.
- Añadir detergente: Se incorpora una pequeña cantidad del lavavajillas líquido habitual y se mezcla bien con las cáscaras.
- Aplicar sobre la vajilla: Con una esponja o un paño suave, se frota la mezcla sobre la superficie a limpiar.
- Enjuagar y secar: Después de frotar, se enjuaga con agua tibia y se seca como de costumbre.
Este método está especialmente indicado para elementos de cocina resistentes como acero inoxidable o cerámica. En cambio, no se recomienda para vajilla de cristal o superficies delicadas, ya que el efecto abrasivo, aunque sea leve, podría dañar el brillo o provocar arañazos.
Lo más interesante de este truco es que convierte un residuo doméstico en un recurso útil. La cáscara de huevo, normalmente desechada sin más, demuestra tener una segunda vida con múltiples aplicaciones, no solo en la limpieza del hogar, sino también como fertilizante natural en jardinería o incluso como componente en exfoliantes caseros para la piel.
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