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Spain sigue siendo different

En los años 60, el entonces ministro de Turismo, Manuel Fraga, trató de hacer de la necesidad virtud con un eslogan que nos sigue retratando. En España vamos a nuestro aire con un horario propio que no se parece a ningún otro

Spain sigue siendo different
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En los años 60, el entonces ministro de Turismo, Manuel Fraga, trató de hacer de la necesidad virtud con un eslogan que nos sigue retratando. En España vamos a nuestro aire con un horario propio que no se parece a ningún otro.

El pianista británico James Rhodes publicó en junio del año pasado un artículo en «El País» que se hizo viral a las pocas horas y en el que glosaba todas las bondades de España, país del que se declara perdidamente enamorado. Entre nuestras virtudes, Rhodes destaca la gestión que hacemos del tiempo, la manera que tenemos de parcelar cada jornada. Unos horarios muy nuestros que han alumbrado algunas excentricidades como la merienda, algo que, en su opinión, nos hace grandes.

Guste o no guste, es verdad que como en España no se vive, literalmente, en ningún sitio. Ni siquiera en otros países mediterráneos. Dormimos menos que el resto, nos levantamos más tarde y apenas desayunamos (algo que solucionamos con el café de las once), comemos también tarde y de forma copiosa, merendamos y cenamos, de nuevo, tarde y demasiado. La jornada partida es el pan nuestro de cada día y también nuestra cruz, una especificidad española que dificulta enormemente la conciliación entre la vida familiar y laboral. Todo se alarga y se retrasa; la hora de salida del trabajo, la cena, el momento de meternos en la cama... Podemos afirmar que vamos con dos horas de retraso respecto al resto del mundo.

Uno podría pensar que es el clima el que nos hace adoptar costumbres diferentes, pero esto no es del todo cierto. Portugal, Grecia o Italia no comparten nuestros marcianos horarios pese a que gozan también de sol a raudales. Tampoco parece tener mucho sentido que vayamos todo el año una hora por delante de Portugal, que se encuentra en nuestra misma latitud. Algunos expertos consideran que si no hubiéramos adelantado los relojes una hora de cara al verano, tal y como hicimos hace una semana, nos facilitaríamos mucho la vida. Estaríamos en el huso horario que nos corresponde y no nos costaría tanto meternos antes en la cama y despertarnos pronto por la mañana.

El origen de que saquemos delantera a Portugal nos lleva al principio de este artículo, al «Spain is different!» de Fraga Iribarne. Fue Franco quien en 1940 decidió que adelantáramos nuestro horario en verano para estar más cerca de países afines políticamente. Empezamos a compartir huso con la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini y casi 80 años después seguimos en las mismas.