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Teresa Romero: «¡Por fin podré donar!»
«¡Por fin podré donar!». Si exceptuamos sus lágrimas nada más escuchar que estaba libre de su carga viral –la PCR había dado negativo–, la primera reacción de Teresa Romero el pasado domingo fue instantánea: al igual que ella ha recibido sangre de otros supervivientes del ébola, la enfermera hará lo mismo cuando se certifique su recuperación. Así lo afirmó a este diario la portavoz de la familia, Teresa Mesa. «Está dispuesta y tiene ganas», aseguró. De hecho, fue una posibilidad puesta encima de la mesa ayer por Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad y miembro del Comité Especial para la gestión del ébola. Y recalcó que «era una decisión que tenía que tomar ella» y que se debía esperar al «momento más adecuado» para extraer su plasma sanguíneo. Con toda seguridad, la decisión de Teresa está más que tomada. De hecho, Simón explicó que la religiosa Paciencia Melgar, superviviente del virus, y otra misionera participarán en un estudio que determinará cuál es el momento más adecuado para extraer los anticuerpos del virus, que deben ser «realmente útiles y eficaces». Una participación, dijo, que también se le ofrecerá a Teresa.
La noticia de la curación de Teresa fue anticipada el domingo, pero hoy podría certificarse de forma definitiva su curación. Así, está previsto que se anuncie el resultado de la última PCR durante la tarde. Simón aclaró que esta será la segunda prueba se realizará a Teresa sin que se le hayan suministrado tratamientos, algo necesario porque, de lo contrario, puede «enmascararse» el resultado. Con todo, si el test da negativo, que es justo lo que se espera, no significará ni mucho menos que la den de alta instantáneamente. Sobre todo porque dependerá de la evolución de los órganos afectados de la paciente. «Ha tenido un proceso infectivo muy grave que ha afectado a varios órganos», explicó Simón. Entre ellos están los pulmones. No en vano, la paciente es fumadora. También dijo que las medidas de precaución para evitar contagios se «relajarán» si la PCR da negativa, aunque la decisión de trasladarla de planta dependerá del Hospital Carlos III.
Recupera masa muscular
Simón también afirmó que Teresa se encuentra estable. La portavoz de la familia afirmó a LA RAZÓN que la paciente «había pasado una noche muy buena y había comido de todo». De hecho, sólo «protestó» un poco porque los problemas intestinales obligaron a darle una alimentación más ligera. «Está muy animada y muy activa», afirma. Camina a lo largo de las reducidas dimensiones de la habitación, lee algunas revistas... Ahora mismo, los médicos se centran en que recupere masa muscular. Así, Javier Limón, su marido, «le dice que tiene que hacer estiramientos», porque hace una vida «del sillón a la cama».
Teresa todavía ignora el destino de Exkálibur, el perro que compartía con Javier y que era un miembro más de la familia. Por ello, le están dando la información con «cuentagotas». A día de hoy, Teresa cree que las autoridades sanitarias tienen la intención de sacrificar al can y todavía se debaten qué hacer. «Esto pinta mal. Me estoy temiendo lo peor», le dijo recientemente Javier. «¡Calla! No seas agorero», le responde su mujer.
Simón aclaró también que los 15 contactos de la paciente –entre ellos su marido– que permanecen vigilados en el Carlos III y que siguen sin síntomas serán paulatinamente dados de alta a lo largo de esta semana. Entre los primeros en salir del hospital se encontraría la doctora de Atención Primaria que atendió a Romero antes de su ingreso en el Hospital de Alcorcón. Y entre los últimos –su salida se produciría previsiblemente el próximo lunes 27–, se encontrarían precisamente los facultativos que cuidaron a la paciente en este centro madrileño. A todos ellos hay que añadir los 68 contactos de bajo riesgo, que continúan bajo control domiciliario –tienen que tomarse la temperatura dos veces al día e informar de su estado– . Tampoco hay que olvidar que, cuando se certifique su curación al cien por cien, será el momento de realizar un seguimiento «activo» de 21 días –el máximo de tiempo que puede tardarse en incubar el virus– de los sanitarios que actualmente cuidan a Teresa. Por ello, en su caso las medidas de seguimiento de prolongarían hasta mediados de noviembre.
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