Internet
Todos queremos ser millennials
Por mucho que nuestro año de nacimiento nos coloque en la Generación Silenciosa, los Baby Boomers, los X, los Z o los Alpha, todos miramos el presente con ojos casi digitales.
Por mucho que nuestro año de nacimiento nos coloque en la Generación Silenciosa, los Baby Boomers, los X, los Z o los Alpha, todos miramos el presente con ojos casi digitales.
Todos aspiramos a ser millennials. Admítanlo. Quizá aun no lo sepan, pero seguro que mandan sus mensajes por Whatsapp, ven alguna que otra serie por Netflix o han compartido al menos un par de selfies. No sufran, no es nada malo. Sólo que, por mucho que se empeñen, cada vez nos miramos más el ombligo y sólo aceptamos aquello que nos dan mascado y personalizado. En ese caso, déjenme decirles que sí, somos de “este milenio”. Y es que, por mucho que nuestro año de nacimiento nos coloque en la Generación Silenciosa, los Baby Boomers, los X, los Z o los Alpha, y aunque nos cueste más o menos pronunciar este vocablo, todos miramos el presente con ojos casi digitales.
Esto es así porque es la primera generación que ha crecido en un mundo virtual. Tienen entre 18 y 38 años, valoran las experiencias por encima de cualquier objeto material, prefieren trabajar en lo que les apasiona y viven el momento sin la vocación de controlar el mundo. ¿Les suena? “Eran otro tiempos”, dirán la mayoría. Quizá por eso estos jóvenes sean ahora el grupo más deseado por las empresas y sirvan de modelo para los posteriores. Así lo acredita el último informe elaborado por El Instituto de la Economía Digital de ESIC, que clasifica las seis generaciones de la era digital para conocer sus características básicas a fin de poder entenderlas y saber cómo conectar con cada una de ellas.
“Más que grupos de edad, son perfiles de comportamiento”, explica a LA RAZÓN Joost Van Nispen, fundador y presidente de ICEMD. Les pongo un ejemplo: si alguien come en un restaurante cuatro veces a la semana, hay muchas variables que pueden explicar esto. Una es el dinero, pero no la única. “Eso no quiere decir que el cómo nos alimentemos dependa únicamente de cuánto ganamos”. Los mismo ocurre con estos grupos. Él es Baby Boomer y nativo digital al mismo tiempo. “Todo el entorno afecta de alguna manera, por eso resulta más fácil entender cada categoría como un perfil de comportamiento relacionado con la edad, pero sin necesidad de estar limitados por ella”.
Los resultados de la investigación destacan que en la actualidad las diferencias por años se diluyen y las empresas empiezan a realizar una categorización por similitudes en cuanto a estilos de vida, hábitos, gustos o motivaciones. En este punto es donde se pone en evidencia lo que los expertos califican como “cisnes negros”, es decir, aquellos acontecimientos difíciles de predecir y que pueden alterar la estabilidad de la compañía. “Ahí tenemos el caso de Kodak. Sabían cómo iba a afectarles la crisis económica, pero no fueron capaces de reaccionar. Sin embargo, otras sí lo hicieron. ¿Por qué? Porque contaban con personas absolutamente diferentes en cuanto a formación, género, orientación sexual... Esta mezcla, si está bien integrada, hace más fuerte a un negocio”.
Y, al mismo tiempo, permite conocer mejor a sus clientes. “Todos somos seres humanos y, como tal, no hemos cambiado en lo fundamental. La diferencia está en las tecnologías que tenemos a nuestra disposición, pero nuestras motivaciones son las mismas que cuando vivíamos en cuevas”, añade Van Nispen. Y aclara: “la Silenciosa lucha contra la creciente debilidad de sus sentidos y usan sus medios para mantenerse en contacto con sus nietos, mantener la movilidad y visitar a familiares. Mientras que cuando vas al otro extremo, los Alpha, vemos como los más jóvenes utilizan unos chats que colocan a sus abuelos para comunicarse con ellos”.
Lo mismo ocurre con la forma de comprar. Todos quieren ofertan relevantes para sí, aunque se ofrezcan de manera distinta: los Baby Boomer prefieren utilizar el teléfono o ir a una tienda porque para ellos es la forma más sencilla de conseguir un producto. En cambio, los Z utilizan redes sociales incluso para comprar porque pueden comparar con sus amigos. “Como puede observarse”, insiste el autor del estudio, “todos los grupos tienden a parecerse a los Millennials en mayor o menor medida”.
Sin embargo, no todo es oro lo que reluce. Este grupo se enfrenta a un grave problema: encontrar su sitio en un mundo económico gobernado por los Baby Boomer. Por regla general, son innovadores, creativos y no planifican. Aspectos que sus jefes rara vez entenderían. Les ven vagos, caprichosos, impacientes e indisciplinados. “Por eso, uno de los grandes retos es seleccionar perfiles de cada generación para que convivan en los equipos de una misma empresa y convertir esta diversidad en una fortaleza”. Así es el poder de los millennials, no hay duda; pero ejercido desde cada generación.
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