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¿Un perfil depredador?

La Razón
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l –¿Qué perfil podríamos esbozar de Juan Carlos Aguilar?

–Estaríamos ante un depredador mesiánico. Se hacía pasar por un falso monje y presentaba un perfil esotérico. Como demuestran los vídeos que colgaba en internet, es manipulador, megalómano y narcisista. Su sadismo y crueldad quedaron evidenciados en las torturas. Otra cuestión que habría que valorar es si puede tener tendencias necrófilas. En las fotos, todas las chicas parecen dormidas o muertas. Además, en su casa pudieron hallarse rasgos típicos de un psicópata, como fetiches y trofeos de las víctimas. El primer rasgo de un psicópata es la falsa empatía, la incapacidad de ponerse en el lugar del otro: no tiene freno y no es consciente del mal causado. También hay que decir que, de momento, no hay ningún hospital que certifique que sufre un tumor cerebral, como aseguraba.

–¿Podría haberse tratado de un asesino en serie?

–Estaríamos ante un asesino en serie sin serlo. Los protocolos indican que se tienen que causar al menos tres víctimas en un plazo de tiempo. En su caso sólo fueron dos, pero gracias a que fue atrapado a tiempo. Todo parecía indicar que se trataría de un asesino en serie: había cogido una «carrerilla» hasta perder el control. En su caso, entraría dentro de un perfil hedonista –mata por el placer de hacerlo– y que se siente poderoso sobre su víctima. Hedonismo y poder van de la mano.

Pte. de la Sociedad Científica Española de Criminología