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Un plan perfectamente ejecutado, aunque con fisuras

La Razón
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José Bretón demostró ayer su gran capacidad mental para mantenerse firme en el guión que ha preparado con su abogado, José María Sánchez de Puerta. Al final de la sesión del pasado lunes, el letrado se dirigió a su cliente para recodarle que debía mantener la tranquilidad. Sánchez de Puerta conoce bien a su cliente y sabe que si las cosas no salen como el piensa puede alterarse. Bretón cumplió a la perfección. Comedido en sus gestos para no dar ninguna señal negativa al jurado, respondió a todas las preguntas con tranquilidad, sin mover un ápice los brazos, con un tono lineal, sin aspavientos, dando la entonación perfecta para aparentar tranquilidad e inocencia. Incluso habló con cariño de sus hijos, algo que hasta ahroa no había demostrado

A pesar de que todas las preguntas daban por hecho que Ruth y José están muertos, su padre, disciplinado habló de ellos en presente, como si se mantuvieran con vida, sin cometer un sólo error. El segundo punto clave de su testimonio era intentar ganarse al jurado. Por ello, con el paso de los minutos fue ganando confianza y contestaba a las preguntas mirando a los nueve miembros del jurado, dirigiéndose a ellos de forma llana, mirándoles a los ojos. El tercero y más importante fue la búsqueda de credibilidad. A pesar de su rostro serio, impertérrito, con la mirada perdida en muchas ocasiones, hubo un momento en el que las lágrimas afloraron en su rostro. Fue el instante en el que hablaba de sus hijos, de lo que los quiere, de lo que se ha dedicado a ellos, de los que les ha cuidado, de lo que ellos le quieren a él. Fue el único momento en el que mostró un sentimiento claro.

Importante también era desmontar la versión de los hechos y las pruebas que aportó la Fiscalía. Por ello, insistió en que perdió a los hijos, que no borró datos del móvil, que nunca le dijo a los agentes que los niños estaban «cerca» y que no habló con ellos de sus relaciones con las prostitutas. También llegó a indicar que el encargado de la investigación le ofreció un acuerdo si le confesaba dónde estaban los niños. desmontar pruebas, quitar credibilidad a los testigos y a las periciales... Esta línea será la mantendrá durante los próximos días.

Pero el guión no llega a todo y, a pesar de que los expertos y peritos que lo han analizado, dicen que es una persona muy inteligente, cayó en varias contradicciones durante su discurso y respecto a la declaración que hizo ante la Policía. Fueron más de 20, aunque las importantes no superaron la media docena. Bretón afirmó que el médico le recetó los fármacos con los que supuestamente sedó a sus hijos debido a que era una persona maniática y con posibilidad de tener trastornos de ansiedad o episodios de nerviosismo. Como ninguna de estas situaciones se dio, declaró que tiró las pastillas a la basura, algo que no había dicho hasta ahora.

También dio una versión distinta sobre el gasoil que tenía en la finca de Las Quemadillas. En palabras de Bretón, solía comprar unos 30 litros para el coche, «que consume mucho». En cambio, las facturas indican que fue varias veces y que se llevó 70 litros en cada ocasión.

Otro de los detalles en los que se contradijo fue en lo que hizo la mañana en la que desaparecieron los niños. En su primera declaración indicó que había quedado con su hermana a una hora determinada y hoy ha insistido en que no fue así porque, además, «da igual porque mi hermana iba a llegar a la hora que quisiera porque tenía que hacer cosas y no volvería hasta que no las terminara». Tampoco acertó con su testimomio sobre la hoguera. én un primer momento, dijo que había quemado restos de pequeños animales, mientras que en el juicio recordó que quemó dos bolsas de basura con pertenencias de Ruth, ya que habían hecho limpieza el verano anterior y las iban a tirar. No las abrió antes de incinerarlas.

Lo que no pudo reprimir es su obsesión con el ex novio de Ruth Ortíz. Los nombró en varias ocasiones, sin que nadie lo hubiera citado. nunca superó que su mujer tuviera una relación con él y estaba obsesionado con que le había pedido el divorcio porque había vuelto con él. Otro mitivo que asienta esta tesis obsesiva es que él, de inmediato intentó vengarse. El día en el que se presentó en casa de Ruth con un ramo de rosas para pedirle una nueva oportunidad que ella le negó, nada más iniciar el camino de regreso llamó a una ex novia suya a la que hacía más de diez años que no veía. Bretón explicó ayer que primero se pasó por su antiguo trabajo y al ver que había cambiado de empleo acudió a Las Quemadillas en busca de una vieja agenda. «Lamé a su madre y me dio su teléfono móvil. No quería iniciar una relación con ella. Sólo pretendía volver a hablar con ella, ir al trabajo a buscarla y acompañarla a su casa».