Castilla y León

«Veroño»: Diez grados más y un 15% menos de lluvia

Este año han muerto 13 personas más por exceso de calor que en 2016. La canícula no quiere irse. Tras superarse dos récords históricos, el veranillo de San Miguel seguirá hasta el viernes. A falta de dos de los meses más lluviosos, 2017 lleva camino de ser el año con menos agua embalsada de la década.

«Veroño»: Diez grados más y un 15% menos de lluvia
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Este año han muerto 13 personas más por exceso de calor que en 2016. La canícula no quiere irse. Tras superarse dos récords históricos, el veranillo de San Miguel seguirá hasta el viernes. A falta de dos de los meses más lluviosos, 2017 lleva camino de ser el año con menos agua embalsada de la década.

El veranillo de San Miguel parece no querer irse. Y de hecho no lo hará hasta el viernes, aunque frío, lo que se dice frío, no se prevé. «Estamos registrando un episodio de temperaturas máximas altas para la época del año. Y van a ser más elevadas de lo habitual por lo menos hasta el viernes, cuando se producirá un descenso térmico que continuará el sábado. Hasta el jueves vamos a tener temperaturas altas y en el interior del país y, especialmente en la mitad oeste, se alcanzarán valores que serán hasta 10 grados superiores a los valores normales para estas fechas en las que estamos, principios de octubre», explicó ayer a este periódico Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Así, en Madrid, donde ayer estaba previsto llegar a 29ºC , hoy se registrarán también 29, el jueves 30 y el viernes 28, cuando la temperatura máxima en esta época es de entre 22 y 23ºC. Es decir, entre 6 y 7 ºC más, según los datos facilitados por Del Campo. Esta desviación térmica es aún mayor en Orense. «El lunes se registraron 34,9ºC, cuando lo normal serían 24ºC de máxima para esta época: 10,9ºC más». En el punto intermedio está Badajoz, ayer estaba previsto que «los termómetros marcaran 35ºC, hoy y el viernes 35, cuando el promedio es 27ºC, es decir, 8ºC más».

Esta horquilla de entre 5 y 10ºC más de temperatura «se debe a que tenemos un anticiclón entrando en cuña sobre la Península, acompañado de una masa de aire cálido, que se ha estancado sobre la Península. Una situación que recuerda a la que se produce habitualmente en verano. Como los días aún son relativamente largos, con viento flojo, lo que ocurre es que se calienta la superficie y hace calor porque la masa de aire cálido se estanca y se va calentando día tras día».

De hecho, este veranillo de San Miguel está siendo «duradero e intenso y ya se han batido dos récords históricos de temperatura». Se trata de Orense, donde se alcanzaron «34,9ºC, récord absoluto desde 1972 al batir los 34,3ºC de máxima registrada en octubre y muy alejados de los 20 o 22 que suelen marcar los termómetros en esta época. El segundo caso es Ponferrada, donde el lunes se registraron 32,9ºC, casi dos grados más que el anterior récord: 31ºC».

«Llevamos ya unas semanas con altas presiones, y desde esta semana con la situación de bloqueo y estancamiento bien asentado», precisó Mar Gómez, meteoróloga de Eltiempo.es, que explicó que en los últimos cinco años, todos los meses de octubre han sido más cálidos de lo normal: 2016, 17,4ºC de media; 2015, con 16,4ºC; 2014, con 18,7; 2013, con 17,4ºC y 2012, con 16,1ºC. Gómez no prevé la entrada de ninguna borrasca, salvo los restos de un frente que puede llegar el viernes con poca lluvia, y para la siguiente semana, tampoco. «De momento no se espera la entrada de ninguna borrasca. Quizá el viernes entre un frente débil al extremo norte, que sólo produciría lluvias en el extremo norte, en el Cantábrico, y no serían muy abundantes», precisó Del Campo. Los restos de este frente harán que las temperaturas caigan «6ºC en la mitad norte. En el sur, en cambio, las temperaturas se mantendrán sin cambios e incluso subirán algo más el viernes, aunque el sábado descenderán entre 3 y 5ºC las temperaturas en Extremadura, Castilla-La Mancha y en puntos de Murcia y Andalucía los descensos serán más acusados: podrían bajar incluso de 6ºC», avanzó Del Campo. A partir de entonces las temperaturas «estarán en torno a los valores normales o incluso un poco por encima. Pero frío no», precisó el portavoz de Aemet.

Justo estos días, en el Ministerio de Sanidad han reunido todos los datos y valoraciones del plan contra olas de calor que realiza cada año y que, en esta ocasión, arrancó el 15 junio y finalizó el pasado 15 de septiembre. Micaela García, subdirectora general de Higiene y Seguridad Alimentaria afirma que «el plan ha funcionado muy bien y ya se nota que va teniendo rodaje». Eso sí, «como las temperaturas han sido muy elevadas y se han dado más momentos de ola de calor, el número de fallecidos también ha crecido». De acuerdo con el documento al que ha tenido acceso este diario, en los meses de verano han fallecido 19 personas. A ellas se suma la de otro hombre de 70 años que murió en mayo por ola de calor en Castilla y León. «Han sido muchos días con las temperaturas muy altas y, como hemos podido comprobar, muchos de los fallecimientos están relacionados con trabajos manuales durante las horas de mayor intensidad de calor».

De la veintena de muertos, 15 son hombres y, la mayoría de ellos supera los cincuenta años. Sin embargo, destaca el caso de un joven de 25 años que fallecía mientras hacía labores de jardinería. «Hemos insistido mucho en que se evitaran las olas centrales para practicar algún deporte y parece que se han seguido los consejos», apunta la subdirectora. En relación con 2016, la cifra de decesos es mucho mayor, ya que el año pasado sólo se contabilizaron siete muertes. Eso sí, en 2015, cuando el verano también fue especialmente caluroso, la cifra ascendió hasta los 24 muertos.

En lo que respecta a la activación de los diferentes niveles de riesgo. El extremo se ha tenido que activar en 26 ocasiones este año, frente a las 20 de 2015. El año pasado sólo se alcanzó una vez. La situación de «ausencia de riesgo» es la que menos se ha activado y la única cifra que baja con respecto a los dos años anteriores.

La situación de anticiclón que vivimos estos días «con viento en calma que hace que la masa de aire se caliente, y que los frentes fríos con precipitación estén lejos, explican también que no llueva», recordó Del Campo. Una situación que preocupa y mucho. Según el balance del año hidrológico publicado ayer por Aemet, «del 1 de octubre al 30 de septiembre ha llovido un 15% menos. En el noroeste ha sido bastante seco, pero en el sureste la precipitación ha estado por encima de lo normal. Hay zonas que llevan un año, como el oeste de Galicia y norte de Castilla y León con precipitaciones por debajo de los niveles normales», precisó Del Campo. De hecho, se trata del octavo año hidrológico con menos precipitaciones desde 1981. De ahí la situación de los embalses: la reserva está al 38,9% de su capacidad con tan sólo 21.786 hectómetros cúbicos almacenados, frente a los 28.749 del año anterior (que ya de por sí no fue bueno) o frente a los 29.844 de media de los últimos diez años. De seguir así, 2017 podría ser el año con menos agua embalsada de la década. Ahora bien, aún queda el trimestre más lluvioso: octubre, noviembre y diciembre, y es que «más de la tercera parte de la precipitación se recoge en este trimestre», recordó Del Campo.

El temor es que se repita la tendencia de tres años de sequía. «El año pasado fue seco, éste más y aún podría serlo 2018 porque en España la sequía es cíclica cada diez años y suele durar tres años», explica Mario Picazo, de Atmosférica Productos Meteorológicos y colaborador de Eltiempo.es. En este sentido, aunque las cuencas que peor están son el Júcar y el Segura, con el 14 y el 26% de su capacidad, Picazo destaca la situación del Duero y la Cuenca del Guadalquivir, con el 32,2 y 32,5 por ciento. Esto no es habitual, lo del Júcar y Segura, siempre están mal». Lo que sí empieza a ser más frecuente es el calor: «No se puede afirmar que este calor sea por el cambio climático, pero sí que la tendencia hacia temperaturas más cálidas en España son por el cambio climático, aunque en uno o dos años haga mucho frío», concluye Picazo.