Castilla-La Mancha

Y La Isabela resurgió

El pueblo «sepultado» en el embalse de Buendía sale a la luz. El temor a un trasvase Tajo-Segura reabre la «guerra del agua»

Los restos de La Isabela, al descubierto, por el bajo nivel de agua
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«Cuando los habitantes de Sacedón (Guadalajara) ven que quedan al descubierto los restos de La Isabela –un antiguo pueblo cubierto por las aguas del embalse de Buendía en el año 1955, donde hubo unas famosas termas–, se cabrean», dice el alcalde de Sacedón y presidente de la Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía, Francisco Pérez Torrecilla. Es síntoma de que no hay agua en la cabecera del Tajo, que la forman los embalses de Entrepeñas y Buendía (al 16% de su capacidad), donantes del preciado líquido a las cuencas del Segura y el Júcar. Es lo que ahora vuelve a ocurrir. Y eso va de la mano de la ruina económica para la zona, que vive de la agricultura y del turismo que atraen los deportes náuticos que se practican en estos embalses. «Hemos perdido 900 habitantes en los últimos años de la zona del Alto Tajo y, si se sigue trasvasando agua a Murcia, la gente va a abandonar los municipios afectados de Cuenca y Guadalajara. A estas alturas, hemos perdido ya el 80% del negocio de hostelería y náutico», añade Pérez Torrecilla. Ha habido ya caravanas de protesta, concentraciones ciudadanas y hasta se ha constituido una plataforma ciudadana de perjudicados por el trasvase Tajo-Segura y en defensa de los pantanos de Entrepeñas y Buendía. Pero la Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía, que engloba a 22 municipios de Cuenca y Guadalajara, promete nuevas movilizaciones si no se paraliza el trasvase. «Vemos que el canal que va del Tajo al Segura va repleto de agua pero en Entrepeñas, Buendía y Chillarón es necesario el abastecimiento de la población a través de cisternas, porque no hay agua».

La polémica estalló con la autorización de 20 hectómetros cúbicos desde el Tajo al Segura el pasado mes de julio, lo que ha reabierto la «guerra del agua». Ahora se teme que la situación se recrudezca porque está previsto que la Comisión de Explotación del trasvase se reúna a finales de agosto. En esta reunión se podría autorizar una nueva donación de agua.

Desde 2014 hay unas nuevas reglas de explotación que establece qué recursos son trasvasables desde la cuenca del Tajo hasta las cuencas receptoras del Segura y del Júcar. Vienen reguladas a través de la Ley de Evaluación Ambiental y del RD 73/2014. Según estas reglas, no será posible trasvasar si el Tajo y el Segura juntos están por debajo de los 304 hectómetros cúbicos en 2015 (ahora tienen 390,5). Dentro de cinco años la lámina de agua a partir de la cual no será posible donar será de 400 hectómetros cúbicos, porque se aumentará escalonadamente en 32 hectómetros cada año el caudal que deben tener.

Y ahora, mientras Medio Ambiente sostiene que el nivel de referencia para este año es de 304 hectómetros cúbicos, Castilla-La Mancha opina que el umbral a partir del cual no se pueden autorizar donaciones debe ser el de 400, porque en marzo pasado los embalses llegaron a los 900 hectómetros cúbicos de agua embalsada lo que, a su juicio, y con la ley en la mano, rompe el «sistema escalonado». Pero Medio Ambiente defiende que esos 900 hectómetros cúbicos se alcanzaron antes de que estuviera aprobado el plan de cuenca, con que no lo da por válido. De momento, el Gobierno regional ha recurrido el trasvase.