Trabajo

¿Y si todas las mujeres pararan hoy?

Si las mujeres hicieran huelga, nuestro país perdería 1.372 millones de su PIB, siendo el sector servicios el más perjudicado. Además, pilares básicos del Estado de Bienestar se colapsarían: faltarían el 77,2% del personal hospitalario y el 67,5% de los maestros y profesores.

Loli, con 72 años, vive en San Fernando de Henares (Madrid) y ha sido ama de casa toda su vida
Loli, con 72 años, vive en San Fernando de Henares (Madrid) y ha sido ama de casa toda su vidalarazon

Si las mujeres hicieran huelga, nuestro país perdería 1.372 millones de su PIB, siendo el sector servicios el más perjudicado. Además, pilares básicos del Estado de Bienestar se colapsarían: faltarían el 77,2% del personal hospitalario y el 67,5% de los maestros y profesores.

Hoy es el Día Internacional de la Mujer. Un día de reivindicación, de denuncia, en el que las cifras ponen de relieve brechas que parecen cronificadas. En nuestro país, la diferencia salarial entre hombres y mujeres se estanca en 5.982 euros a favor de los primeros, lo que supone un 23,2% menos en detrimento de las segundas. La tasa de empleo tampoco juega a su favor: del total de población ocupada, ellas constituyen el 46,31%, mientras que los varones suponen el 53,6%. Sí que es cierto que el número de mujeres en puestos directivos ha aumentado hasta el 26%, aunque todavía está muy lejano al de sus colegas masculinos. A lo que hay que añadir que aquellas que se sitúan en la alta dirección de las grandes empresas apenas llegan a ser una de cada diez. Situaciones como las descritas, a las que habría que sumar otras injusticias como la violencia de género, han llevado a la convocatoria para hoy del Paro Internacional de Mujeres (PIM), una iniciativa surgida en Argentina y que han suscrito asociaciones feministas pertenecientes a más de 40 países de todo el mundo. En realidad, un paro simbólico, que abarcará de 12:00 a 12:30, y que culminará con manifestaciones también en las principales capitales españolas.

La mejor forma de poner en valor su labor es preguntándonos qué ocurriría en su ausencia. Porque, ¿qué consecuencias tendría si, tal día como hoy, las españolas no trabajaran? ¿Cómo se cuantifica el trabajo de casi la mitad de la población en apenas 24 horas? Un análisis de los datos del INE y la EPA arrojan luz al respecto. El PIB, la riqueza de nuestro país, se sitúa actualmente en 1,113 billones de euros, y se divide en cuatro grandes pilares: sector servicios (66,9% del PIB total), construcción (5,07%), industria (16,3%) y agricultura (2,3%). El sector servicios es el que cuenta con mayor presencia femenina: 7,5 millones de mujeres, lo que supone para el Producto Interior Bruto cerca de 400.000 millones de euros anuales. En construcción trabajan alrededor de 84.000 mujeres, lo que constituyen más de 4.000 millones al año. Industria congrega a más de 630.000 trabajadoras, que generan más de 44.000 millones en doce meses. Por último, en agricultura están empleadas más de 194.000 mujeres, que producen más de 6.000 millones de euros en riqueza. Si a estas cifras sumamos los impuestos netos sobre los productos, el resultado final es que las españolas aportan más de medio billón de euros al año, lo que supone el 44,97% del PIB. O lo que es lo mismo: 1.372 millones cada día.

El valor económico es importante, pero no lo es todo. La aportación de las mujeres en determinados pilares del Estado del Bienestar es irreemplazable. Es el caso de la Sanidad y la Educación. En Sanidad y Servicios Sociales trabajan alrededor de 1,5 millones de españoles, de los cuales el 77,2% son mujeres. Así, no son de extrañar casos como el del Hospital Universitario de Móstoles, en el que ocho de cada diez profesionales son féminas. Mientras, en Educación, de un total de 1,2 millones de profesionales, el 67,5% son del sexo femenino. ¿Qué pasaría si más de dos terceras partes de los médicos, enfermeras, profesores, maestros... hicieran hoy huelga? Básicamente, que el sistema se colapsaría. Tampoco se puede obviar su papel en la hostelería, sobre todo en un país en el que el turismo constituye la principal industria: 54% de estas actividades están dirigidas por mujeres.

Como apunta Sonia García, secretaria de comunicación del sindicato de profesores ANPE, «el empoderamiento de la mujer sigue siendo un elemento central de los esfuerzos de la ONU para hacer frente a los desafíos sociales, económicos y políticos en todo el mundo». Un papel que los profesores desempeñan día a día en las aulas para «extirpar la violencia de género». «La presencia de la mujer en la enseñanza es una constante en España y Europa. Una profesión imprescindible, con gran relevancia y responsabilidad social», añade García.

Otra cuestión diferente es el mundillo universitario y la investigación académica. El informe «Científicas en Cifras 2015», presentado este año por la Secretaría de Estado de I+D+i, revelaba que el porcentaje de investigadoras se situaba en torno al 39%, lo que nos coloca por encima de la media de la UE: el 33%. Además, el 74% de las universidades públicas y casi nueve de cada diez organismos públicos de investigación cuentan con un plan de igualdad de género vigente. Ahora bien, la representación de mujeres en la categoría de mayor rango en la carrera investigadora sigue siendo baja: sólo un 21% de catedráticas. En lo que respecta a las rectoras, el número de mujeres en el cargo se limita a tres.

«La mujer es un pilar clave en el nuevo modelo social y empresarial», afirman desde la Fundación más humano que, entre otras propuestas, pide «poner en valor el trabajo de las mujeres tanto en el terreno familiar como en el profesional». Precisamente, en el terreno familiar su papel es encomiable pero difícilmente cuantificable. Según un reciente estudio presentado en 2016 por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Fundación Envejecimiento y Salud, el 89% de los cuidadores son mujeres. Y en el 47% de los casos, la persona a cuidar es un familiar en situación de dependencia. Una labor que también tiene un coste personal: los problemas de salud mental de los enfermos afectan a más de la mitad de los cuidadores, alterando su carácter y su estado de ánimo. Algunas estimaciones, como la realizada por el Ministerio de Economía en 2011, apuntaban a que la labor de los cuidadores no profesionales ahorraba hasta 40.000 millones a las arcas públicas... sólo en un año.