Asuntos sociales

Yo, mí, me, conmigo

La Razón
La RazónLa Razón

Si bien no es fácil generalizar, es clave entender la importancia que tiene el contexto a la hora de explicar ciertas características comunes a las diferentes generaciones. En este sentido la «Generación Y» creció en un mundo marcado por los cambios, la prosperidad económica y el desarrollo tecnológico. Lo han tenido todo y de todos, y a pesar de haber visto cómo sus padres han tenido que esforzarse para conseguir las cosas, no necesariamente ellos han llegado a interiorizar ese camino. Se han formado bien, incluso mejor que algunas generaciones pretéritas. Son agiles y flexibles, con lo que los cambios no suponen una amenaza y están dispuestos a asumir retos, pero no sacrificios.

Su comunicación es predominantemente virtual. Se han incorporado a las nuevas tecnologías y las redes sociales desde el primer momento y esto ha determinado su estilo de comunicación, obviando la parte no verbal de la misma, y otorgando más importancia a los «emoticonos» que a las emociones. Esto tiene como resultante una interferencia en la capacidad de empatizar con el otro, con sus sentimientos y también con sus necesidades.

En este contexto se explica con facilidad que la personalidad se desarrolle centrado en uno mismo, distante de las necesidades emocionales del otro, con un marcado hedonismo y con dificultad para asumir sacrificios personales, lo que en definitiva caracteriza al Trastorno Narcisista de la Personalidad, que además incorpora otros rasgos como la exigencia de admiración por el entorno, grandioso sentido de uno mismo, excesiva preocupación por una fantasía de éxito ilimitado y creencia de «ser especial».

Los adultos de hoy, fueron los jóvenes ayer y los jóvenes de hoy serán los adultos del mañana. Aprendamos de nuestra historia, es responsabilidad de todos propiciar el mejor ambiente de los posibles para favorecer el mejor desarrollo de los probables.

Javier Quintero

Psiquiatra y director de PSIKIDs