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Crítica de cine

«Tabú»: Melancólica obra de arte

Dirección: Miguel Gomes. Guión: M. Gomes y Mariana Ricardo.. Intérpretes: T. Madruga, L. Soveral, A. Moreira. Portugal-Alemania-Brasil-Francia, 2012. Duración: 118 min. Drama.

La Razón
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Como el «Tabú» de Murnau, éste se divide en dos partes, «Paraíso» y «Paraíso perdido», pero Miguel Gomes decide invertir el orden de los títulos para que entendamos que no se trata de un homenaje mimético sino de una reinvención melancólica. La primera sucede en el Portugal actual, y parece una lacónica película de Jarmusch, con sus soledades plantadas en el cemento, con sus ancianas ludópatas (Aurora) y sus vecinas responsables (Pilar). La segunda es una fábula colonial que explica lo que le ocurrió a Aurora, que, como Karen Blixen, «tenía una hacienda en África», y se quedó embarazada del hombre equivocado. Es, sí, el paraíso del cine clásico, que nutre el imaginario de un país hermético, borracho de una «saudade» que le hace añorar tierras que ni siquiera ha conquistado del todo. Es el relato que un hombre le cuenta a una mujer para satisfacer su anhelo de ser otra, y por eso su voz es espectral, pisa constantemente la imagen, la mitifica, le añade una capa de sentido que juega al escondite con el melodrama, el cine de aventuras, con la tragedia exótica. Lo más sorprendente de la magnífica película de Gomes es que su originalidad nunca resulta impostada. Lo novelesco de la segunda parte le da otra dimensión a lo cotidiano de la primera, como si el blanco y negro seco y adusto de lo contemporáneo se tornara transparente gracias a la ficción, y, como en el anterior largo de Gomes, la excelente «Aquel querido mes de agosto», hiciera posible la insoportable levedad de ser en el mundo.