
Guerra comercial
China 'vacila" a Estados Unidos y crea un motor imposible que cambiará la aviación comercial
China no puede acceder a los motores de aviación habituales, así que está redefiniendo lo que es la aviación para evitarlo
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La aviación comercial está a punto de cambiar para siempre, y el golpe viene desde donde menos lo esperaba Occidente. Mientras Estados Unidos y Europa siguen perfeccionando sus motores tradicionales, China acaba de poner sobre la mesa una jugada maestra que podría redefinir cómo nos movemos por el cielo.
Durante años, Washington ha intentado frenar el desarrollo aeronáutico chino mediante embargos y restricciones tecnológicas. La estrategia parecía funcionar: sin acceso a componentes críticos de motores occidentales, ¿cómo podría China competir en el sofisticado mundo de la aviación comercial? El problema es que la historia nos demuestra que una fuerte censura agudiza el ingenio y hace que un país con suficiente capacidad productiva pueda innovar y buscar nuevas vías que cambien las reglas del juego.
China no solo ha esquivado las restricciones; ha decidido cambiar completamente mucho de lo que entendíamos de la aviación moderna.
El jaque mate de China
China ha establecido una nueva división gubernamental dedicada exclusivamente al desarrollo de su economía de baja altitud, tal y como señala el diario South China Morning Post. La División de Desarrollo de la Economía de Baja Altitud, creada bajo la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC), representa un cambio de paradigma en la estrategia aeronáutica china que podría dejar obsoletas las restricciones occidentales.
Lo revolucionario no es solo la creación de esta división, sino su enfoque láser en un sector específico. Mientras otras divisiones gubernamentales chinas abarcan áreas amplias como inversión extranjera o defensa nacional, esta se dedica exclusivamente a coordinar el desarrollo de aeronaves que operan por debajo de los 1.000 metros, incluyendo drones de carga, taxis aéreos y aeronaves eVTOL (despegue y aterrizaje vertical eléctrico).
Estados Unidos había apostado todo a una estrategia clara: prohibir la venta de componentes críticos de motores a China para mantener su dependencia tecnológica y evitar que desarrollara una industria aeronáutica competitiva.
La economía de baja altitud china ya mueve 68.500 millones de dólares y se espera que alcance los 273.000 millones para 2030. No estamos hablando de proyectos piloto o prototipos: ya han celebrado seminarios con expertos en navegación y comunicaciones, y está coordinando con los ministerios de Recursos Naturales y Medio Ambiente la infraestructura necesaria para este nuevo paradigma.
El concepto encaja perfectamente con las “nuevas fuerzas productivas de calidad” promovidas por Xi Jinping: en lugar de competir con Boeing y Airbus en su terreno, China está apostando por redefinir el transporte urbano y regional. Taxis voladores que evitan el tráfico, drones que entregan paquetes en zonas remotas, aeronaves agrícolas autónomas… un ecosistema completo que no depende de los motores tradicionales que Occidente se niega a vender.
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