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Papa Francisco

El papa Francisco y su gran advertencia sobre la IA: "Es urgente replantearse la utilización de armas autónomas letales"

El santo padre quiso advertir a los actores presentes en la cumbre del G7 del riesgo que, a ojos de la Iglesia católica, podía tener un desarrollo feroz de la IA en materia bélica

El papa Francisco durante su intervención ante el G7 el pasado mes de junio Ap Foto/Andrew Medichini

El papa Francisco fue desde el comienzo de su pontificado una figura que no dudó en hacer pública su postura sobre los temas que se encontraban a la orden del día. Su visión vanguardista para muchos aspectos de la Iglesia católica estaba en consonancia con su inquietud por temas que podían influir en la vida de sus fieles y sobre los que participaba de forma activa.

El fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio llega en un momento en que la inteligencia artificial ve como cada vez hay más voces que muestran su oposición a un avance sin control ante los peligros que puede suponer para la humanidad, y precisamente en esa línea se pronunció unos meses atrás el hasta hoy mismo líder de la Iglesia católica.

El papa Francisco, temeroso ante los avances bélicos de la IA

El papa Francisco participó en junio del año pasado en la cumbre del G7 que se celebró en Borgo Egnazia, Apulia, al sur de Italia, y en ella tal como recogió el medio Vatican News quiso mantener la equidistancia entre las oportunidades y los riesgos que la inteligencia artificial puede plantear para la humanidad. Eso sí, dejando claro que la vida humana y una política que la defiendan deben estar por encima de cualquier desarrollo.

Para el pontífice, el escenario de las guerras puede llevar a decisiones lesivas para la humanidad a este respecto y quiso llamar a la moderación y el control: “En un drama como el de los conflictos armados, es urgente replantearse el desarrollo y la utilización de dispositivos como las llamadas ‘armas autónomas letales’ para prohibir su uso, empezando desde ya por un compromiso efectivo y concreto para introducir un control humano cada vez mayor y significativo”, remarcó apelando al cariz más humano del desarrollo tecnológico.

Su compromiso con los avances era notable, pero siempre dando la última palabra sobre ellos a la capacidad humana: “Frente a los prodigios de las máquinas, que parecen saber elegir de manera independiente, debemos tener bien claro que al ser humano le corresponde siempre la decisión, incluso con los tonos dramáticos y urgentes con que a veces esta se presenta en nuestra vida”, mostró dejando clara su posición al respecto de la materia. En la misma línea se han posicionado en los últimos tiempos expertos en el campo de la inteligencia artificial.

Para el papa Francisco, las oportunidades que podía y puede abrir la inteligencia artificial en materias como la cultura, la comunicación, la educación o la sanidad eran más que evidentes, pero siempre de forma dependiente y de la mano de las personas: “La ciencia y la tecnología son, por lo tanto, producto extraordinario del potencial creativo que poseemos los seres humanos”, destacó durante su intervención en la citada cumbre del G7 del año pasado.

“La ciencia y la tecnología son, por lo tanto, producto extraordinario del potencial creativo que poseemos los seres humanos”

El papa Francisco durante su intervención en el G7 celebrado en junio del año pasado

El santo padre no dudó en mostrarse más firme si cabe conforme terminaba su intervención, señalando la importancia capital de defender al ser humano desde un control político sobre la inteligencia artificial por el bien, según señaló, de la “dignidad humana”: “Necesitamos garantizar y proteger un espacio de control significativo del ser humano sobre el proceso de elección utilizado por los programas de inteligencia artificial”, apuntó con la contundencia que le caracterizaba.

Para un papa como Francisco, que no tuvo miedo en ningún momento de su mandato en afrontar aspectos reformadores dentro de la iglesia, el hecho de mostrarse favorable a un desarrollo como el de la inteligencia artificial supeditada a la mano orgánica del ser humano era un ejercicio de coherencia con un pontificado que hoy tiene su punto y final con su fallecimiento.