Moda
Camisetas que no se manchan, pantalones que dan calor cuando hace frío, mascarillas que descontaminan el aire, vestidos que no se arrugan… La moda se ha subido al carro de la innovación con creaciones inimaginables hace apenas una década. Si bien es cierto que éstas resultan aún muy residuales, también lo es que las grandes marcas están aunando sus fuerzas por integrar la tecnología cada vez más en nuestras vidas: desde prendas inteligentes pensadas para monitorear la salud hasta formas ingeniosas para fidelizar al cliente. De hecho, ese es el gran cometido del último experimento del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Gracias a la fabricación de la primera fibra digital de la historia, han conseguido detectar, almacenar y analizar la actividad de una camisa con el objetivo de cuidar el rendimiento físico de su portador, detectar enfermedades lo antes posible y vigilar sus condiciones de salud. Este material ha sido engendrado a partir de la inserción de miles de microchips de silicio, lo que garantiza su flexibilidad y su plasticidad. De ahí que pueda coserse y enhebrarse hasta 10 veces sin miedo a que se rompa. Para Gabriel Loke, responsable del proyecto, “el usuario no va a sentir nada. Tanto es así que, si no se le dijera, jamás sabría que está ahí”. Sin embargo, las grandes bondades de este componente es su capacidad para almacenar información. Toda. Sin excepción: desde la música que escucha a diario hasta las conversaciones que mantiene con su jefe cada mañana. Pero también, claro, todo lo relacionado con constantes vitales, patrones corporales o rutinas psicofísicas.
El origen de esta hazaña se localiza en una red neuronal de 1.650 conexiones que facilita el trasiego constante de datos. Algo que también están estudiando profesionales como Linda Franco, una diseñadora mexicana que se dedica a crear avances portátiles para implantarlos en sus bocetos. Su último experimento es una chaqueta vinculada a la realidad virtual. Ésta integra sensores que transforman el cuerpo en una interfaz y que llevan a los individuos a una especie de planeta imaginario. Su principal función, por lo tanto, está dirigida al mundo de los videojuegos, dado que funciona como si fuera una consola a escala humana.
Las aplicaciones no acaban aquí, pues ya hay multinacionales que están realizando sus primeros pinitos en este campo. Ese es el caso de Tommy Hilfiger y Ralph Lauren, que se están acercando a él a través de las energías renovables y los biotransmisores. La primera de ellas, por ejemplo, ha producido una bomber con celdas para capturar la luz solar y cargar así las baterías de los móviles. La segunda, por otro lado, se ha decantado por el deporte: la polo tech-shirt posee pequeños circuitos camuflados que, mediante bluetooth, envían al teléfono información en tiempo real sobre el ritmo cardiaco, la postura, la respiración, la distancia recorrida y las calorías quemadas. Asimismo, recientemente, H&M ha desarrollado una cazadora que cuenta con unos detectores que aportan al sujeto la sensación de estar siendo abrazado. Sí, suena a campaña de San Valentín elevada a la enésima potencia, pero expandida al resto del año. En cualquier caso, la iniciativa más conocida y valorada es la que unió a Levi’s y Google en una misma tela.
Un ‘as’ bajo la manga
Imagine controlar su dispositivo tan sólo realizando un leve movimiento de muñeca. Sencillo y eficaz, ¿verdad? Sobre todo, cuando está conduciendo, cocinando o realizando la compra. Esto es ya una realidad por obra y gracia de Jacquard. La plataforma del gigante tecnológico permite manipular nuestro smartphone a través de tejidos específicos que, después, darán lugar a mochilas, pantalones, pulseras, gorras… De esta forma, usando un panel portátil podremos interactuar con la prenda y, al mismo tiempo, manipular el móvil sin necesidad de sacarlo del bolsillo. Eso es lo que han conseguido con la clásica chaqueta con forro de borrego que tan popular se hizo en los 80 y que, ahora, está viviendo una segunda juventud: con la ayuda de una pequeña lengüeta textil que sobresale del puño, cualquiera va a poder cumplir este cometido. Así, a través de pequeños gestos corporales, es factible activar el reproductor de música, rechazar una llamada, oír la radio, teclear un número, bloquear la pantalla, escuchar un audio de WhatsApp, obtener indicaciones de un trayecto… este progreso resulta compatible tanto con Android como con iOS.
¿Cómo funciona? Lo primero que hay que hacer es emparejar el artefacto a nuestro terminal. Y, a continuación, aprender a realizar los manoteos necesarios para sacarle el máximo partido. Estos se resumen en cuatro tipos: deslizamiento de izquierda a derecha, desplazamiento de derecha a izquierda, doble pulsación encima de la palma y cobertura de la manga. A las funciones descritas, hay que sumar otra bastante novedosa: la posibilidad de recibir alertas de la propia cazadora cuando ésta se aleje del teléfono, lo que proporciona mayor seguridad en casos de robos o pérdidas. Igualmente, permite enlazar Google Assistant para tomar fotos con la cámara de forma remota, conocer noticias en tiempo real, vigilar el contenido descargado, leer mensajes de texto…
El panel de Jacquard es personalizable, lo que significa que puede adaptarse al gusto a través de su app. Además, hay que tener en cuenta que es extraíble, por lo que a la hora de lavar este producto bastará con sacarlo y, después, volverlo a insertar. Por el momento, no está disponible en España, aunque ya podemos hacernos una idea del tipo de ropa que pasea a día de hoy por las calles de Estados Unidos, Francia, Italia, Australia, Nueva Zelanda o Japón. ¿El precio? No es barato: 175 euros. Aunque, teniendo en cuenta las oportunidades que introduce, puede que hasta se quede corto.