Ciencia y Tecnología
Facebook vuelve al banquillo acusada de practicar monopolio
El Fiscal General de Nueva York y otros siete estados norteamericanos investigan si la popular red social puso en peligro datos privados y realizó prácticas abusivas.
El proceso iniciado en ocho estados norteamericanos quiere determinar si las acciones de la tecnológica han sido contrarias a las buenas prácticas.
Los responsables de Facebook no ganan para sobresaltos. Si a principios de julio tuvieron que pedir disculpas a los usuarios al conocerse que las máquinas de la red social espiaban las fotos con mecanismos automáticos, ahora el tema parece algo más grave y ha llegado a los tribunales estadounidenses, donde se enfrentan a varios juicios por prácticas monopolísticas y vulnerabilidad de los datos de sus usuarios.
La compañía tecnológica sigue sumando escándalos relacionados con la protección de datos de sus usuarios, pero en esta ocasión la acusación de realizar prácticas monopolísticas la efectúan ocho estados a través de los abogados generales de Colorado, Florida, Iowa, Nebraska, Carolina del Norte, Ohaio, Tennessee y el distrito de Columbia, bajo el liderazgo de la Fiscal General Letita James, tal como se explica en el comunicado oficialemitido, una investigación que se centra en el dominio de Facebook en la industria y la posible conducta anticompetitiva derivada de esta situación de monopolio en el mercado.
Ha sido la Fiscal General de Nueva York, Letita James, quien ha iniciado el proceso para determinar si las acciones de la tecnológica han sido contrarias a las buenas prácticas, y afirmaba en su cuenta de Twitter que “voy a investigar a Facebook para determinar si sus acciones pusieron en peligro los datos, redujeron las opciones de elección de los consumidores o produjeron un incremento en el precio que se paga por la publicidad. La mayor red social del mundo debe cumplir la ley”.
Este nuevo escándalo protagonizado por Facebook fue anunciado unas horas antes por el periódico Wall Street Journal, y es una muestra de la preocupación que existe en las autoridades estadounidenses por el dominio que ejercen las grandes compañías tecnológicas.
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