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Manuel Moreno: «Si bebes, no conduzcas ni tuitees»

Ha publicado «Yo también la lié parda en internet», sobre las meteduras de pata en las redes.

Manuel Moreno
Manuel Morenolarazon

Ha publicado «Yo también la lié parda en internet», sobre las meteduras de pata en las redes.

Sergio Ramos tuiteó haber jugado de «medio retrasado» y David Bisbal escribió, en plenas revueltas para derrocar a Mubarak, que nunca se habían visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas. Éstas son sólo dos meteduras de pata de las cien que recoge Manuel Moreno en «Yo también la lié parda en internet» (Alienta), un divertido libro que recopila algunos «pecados 2.0» que han dado la vuelta al mundo. Más del 10% de nuestro tiempo lo pasamos en internet, España es el segundo país en el que más se usan las redes sociales, y «quien diga que nunca se ha equivocado, miente».

–Algunas meteduras de pata en internet han dado la vuelta al mundo.

–El objetivo del libro es conocer cómo los demás se equivocaron para no incurrir en los mismos errores. Las meteduras de pata de los famosos pueden dar la vuelta al mundo, pero también las de un anónimo.

–¿Y podría alguien liarla parda a propósito para tener repercusión?

–Sí. Cada uno utiliza las estrategias que quiere, pero no es recomendable porque en las redes sociales al final triunfa la honestidad.

–¿En la red también se pilla antes a los mentirosos que a los cojos?

–Efectivamente. Antes había famosillos de medio pelo que inventaban montajes para colárselos a las revistas del corazón. En las redes sociales, ahora, pasa lo mismo.

–¿Cómo reaccionar cuando nos equivocamos?

–Lo primero es darse cuenta, ya que cuanto antes lo sepamos, antes podremos minimizar los efectos. Y, sobre todo, pedir disculpas. Hay que actuar como en la vida normal, pero no seguimos el mismo patrón de comportamiento.

–¿No hemos aprendido a pedir perdón en las redes sociales?

–Si en la vida real nos cuesta trabajo pedir disculpas, en las redes sociales todavía más.

–¿Podemos hablar de «pecados 2.0»?

–Desde luego. Todos los pecados tienen su correlación en las redes.

–Pues quien esté libre que tire la primera piedra...

–El que diga que no la ha liado parda alguna vez en internet miente. Es imposible no meter la pata. Pero hay que desdramatizar el error, reírnos de él e intentar sacar partido.

–Deportistas, cantantes, políticos... ¿Quiénes son los que más la lían?

–Si me lo hubieras preguntado hace dos años te hubiese dicho que los políticos. Pero a partir de las elecciones europeas de 2014, y a raíz del resultado de Podemos, se empezaron a poner las pilas. Ahora se han convertido en herramientas fundamentales para conectar con su electorado y las están empezando a usar bastante bien. Se les da la importancia que requieren.

–¿Son un territorio sin ley? El Partido Popular quiere regularlas...

–Hay quienes piensan que se puede campar impunemente por las redes sociales, y no es así. Cualquier cosa que hagamos en ellas puede ser susceptible de ser un delito. No son un territorio sin ley, pero no me parece mal que se regulen. Tener libertad de expresión no significa libertad para cometer delitos. La regulación no debe tratarse de una limitación, sino de una protección.

–¿Qué consecuencias puede tener liarla en internet?

–Depende. La mayoría de los errores pueden solventarse con una disculpa. Lo mejor es reírnos de ellos para sacar partido de la situación. Pero hay gente que ha perdido el trabajo e incluso la vida.

–¿Cuánto de antisociales tienen?

–Son herramientas muy potentes al alcance de nuestras manos. Se pueden convertir en antisociales porque nadie nos ha enseñado a usarlas.

–Pueden aislar.

–Sólo si se hace un mal uso. Si pasamos demasiado tiempo en ellas sin cultivar nuestra vida 1.0 pueden deprimirnos.

–Y engancharnos.

–Pasar más de tres horas y media al día en las redes sociales puede generar dependencia, que se traduciría en un menor rendimiento escolar, frustración, depresión... En Italia ya hay clínicas para tratar la adicción.

–¿No son altavoces escacharrados?

–Las redes sociales son como un patio de vecinos. Los motes de toda la vida se han convertido en hashtag. Si antes a los famosos les seguían los paparazzis ahora lo hacen los tuiteros.

–¿Cuál es la importancia de usar el sentido común?

–Es lo fundamental para tener éxito en las redes sociales.

–¿Qué otros ingredientes completan la receta?

–Preguntarse para qué las queremos y actuar con honestidad y transparencia.

–¿Tienen un futuro próspero?

–Todavía estamos en una fase primitiva de lo que serán. Las redes que más usamos no tienen más de diez años. Nos queda ver cómo evolucionarán, pero hay que aprender a sacarles partido porque son muy potentes, tanto a nivel personal como profesional.

–¿Y por qué no enseñan a usarlas en los colegios?

–Deberían. Aprender a usar las redes sociales tendría que ser una asignatura. Los padres también deberían saber usarlas para guiar a sus hijos, aunque la mayoría no sabe que en España hay que tener –por ley–13 años para abrirse un perfil en una red social.

–¿Qué dicen ellas de nosotros?

–Lo dicen todo. Incluso cosas que ni nosotros sabemos. Son nuestra carta de presentación, por lo que deberíamos trabajar nuestra marca personal.

–¿Es posible conocer a una persona simplemente explorando sus perfiles?

–Sería una visión limitada, como si sólo conociéramos a alguien en la barra de un bar. Nos dan una imagen. El 90% de los departamentos de Recursos Humanos las usan para rastrear a candidatos, pero sigue siendo necesaria la entrevista personal.

–¿Hasta qué punto no estar en las redes sociales significa no existir?

–En España, el 91% de la población tiene un perfil. Y el 70%, tres. Si no estás en las redes sociales prácticamente no existes. Hay que estar, pero para estar de cualquier manera... Borrachos, por ejemplo, mejor no usarlas.

–¿Ni con tres copas?

–Si bebes, no conduzcas ni tuitees.