Astronomía

Tecnología española para afinar la previsión del tiempo

Un experimento a bordo del satélite español PAZ probará un nuevo sistema de observación y predicción meteorológica más preciso que los modelos numéricos actuales

El satélite PAZ
El satélite PAZlarazon

El Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IECC-CSIC) llevarán a cabo a finales de este año un experimento a bordo del satélite español PAZ para probar un nuevo sistema de observación y predicción meteorológica más preciso que los modelos numéricos actuales, informa Efe.

Según ha explicado la investigadora principal del proyecto, Estel Cardellach, el nuevo sistema se basa en la utilización de las señales de posicionamiento global GPS para sondear la atmósfera lanzando señales que, cuando atraviesan capas de lluvia, sufren pequeñas modificaciones que capta una antena instalada en el satélite.

Estas señales, según la investigadora, permite, por ejemplo, medir perfiles verticales de lluvias intensas porque al atravesar las gotas de agua la señal se despolariza y se torsiona por las variaciones en la presión, temperatura y humedad de la atmósfera.

Este experimento, denominado Radio Ocultaciones y Precipitación Intensa a bordo de PAZ (ROHP-PAZ, acrónimo en inglés) permitirá demostrar que este nuevo método de medida, ideado por el grupo de observación de la Tierra del ICE-CSIC/IEEC, es mucho más preciso que los sistemas de predicción actuales.

Según los investigadores del IEEC, actualmente no es posible adquirir este tipo de medidas conjuntas desde un solo instrumento, y en consecuencia los fenómenos de lluvia intensa no están plenamente comprendidos ni representados en los modelos actuales de meteorología y clima.

De confirmarse la validez del método, esta técnica permitirá caracterizar las estructuras de lluvia intensa conjuntamente con sus propiedades termodinámicas (presión y temperatura), y mejorar su conocimiento, su modelaje, y la predicción de la evolución de este tipo de fenómenos en la perspectiva del cambio climático.

El experimento ROHP-PAZ cuenta con la colaboración de la Administración Oceánica y Atmosférica Norteamericana (NOAA) y la Corporación de Universidades Norteamericanas para la Investigación Atmosférica (UCAR), que proveerán a los servicios de meteorología mundiales los datos de ROHP-PAZ para su asimilación en los modelos de predicción del tiempo.

El experimento también cuenta con la colaboración de la NASA, donde se harán parte de los estudios científicos relacionados con el nuevo concepto de medida meteorológica.

El pasado 7 de marzo, la empresa española responsable del satélite PAZ, Hisdesat, anunció que el lanzamiento del satélite se hará en el último trimestre de 2017.

«Es un experimento de oportunidad, lo que significa que los datos científicos se extraen de señales o infraestructuras espaciales existentes e inicialmente diseñadas para otros fines. En particular nuestro experimento utilizará el receptor GPS a bordo, que originalmente se pensó para el posicionamiento preciso del satélite, pero se ha modificado y también se usará para sondear la atmósfera», ha dicho Cardellach.

Está previsto que el satélite orbite a una altura de 35 kilómetros de la Tierra, con una temperatura de -45ºC, desde donde, con los sondeos de las señales de navegación global (GPS), medirá las curvaturas y sus modificaciones por las condiciones atmosféricas.

La investigadora Lidia Cucurull ha asegurado: «Se ha comprobado que las radiocultaciones mejoran los modelos numéricos de predicción del tiempo en todo el mundo. Lo bueno de estos datos es que las observaciones son muy precisas y tienen la misma precisión tanto en tierra como en el mar».

«Además, las observaciones a través de nubes y precipitación y su asimilación en modelos no necesita ningún tipo de corrección de sesgos», ha añadido.

«El objetivo del experimento es probar que es posible medir los minúsculos retrasos entre los componentes verticales y horizontales de la señal GPS provocadas por las gotas de lluvia, que son del orden de una millonésima parte de una millonésima parte de segundo», ha detallado Cardellach. EFE