Videojuegos
Mi hijo quiere trabajar con videojuegos ¿Debería preocuparme?
“Papá, quiero dedicarme a desarrollar videojuegos”. Hace algunos años esta frase habría caído en los hogares como aquella de “quiero ser torero”, pero la realidad es que la industria del videojuego hace mucho que superó en cifras a la de la música y el cine juntas. Y no es la típica frase hecha que se escucha en el telediario de vez en cuando. El Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos 2017 lo reflejaba a través de los datos de la consultora Newzoo: La industria creció el pasado año un 10,7%, generando 116.000 millones de dólares a nivel mundial, de los cuales un 87% corresponden a los modelos de negocios digitales.
Los videojuegos han traspasado las barreras del entretenimiento puro para formar parte de otras áreas como la educación o el marketing, multiplicando las salidas laborales de todos aquellos que estén dispuestos a subirse a la ola. El mercado tiene una necesidad cada vez mayor de profesionales, mujeres y hombres con la formación y la experiencia necesaria para afrontar los retos de una industria que no deja de crecer y evolucionar. Precisamente esa capacidad de adaptación es una de las claves del éxito de la formación de videojuegos, que es una de las tendencias actuales a la hora de elegir una carrera “soñada”. El mundo del videojuego y su oferta laboral es global, así como su competencia. Y no somos los únicos a los que se les ha encendido “una lucecita” que nos dice que hay una oportunidad muy interesante ahí fuera para los que estudian este tipo de carreras.
“Hay que quitar el miedo a los padres”, nos cuenta José Luis del Carpio, Director de Marketing de Producto de U-tad. “Estudiar diseño de videojuegos es un reto personal, ya que no se trata de crear experiencias para uno, sino para los demás, aunque lo bueno de hacerlo es que te prepara para crear todo tipo de experiencias en las que interactúe un usuario con una máquina, ya sea un videojuego, una aplicación, una web... hasta la navegación de un cajero automático”. El secreto de la formación en disciplinas tecnológicas pasa por contar con un profesorado profesional, que no solamente enseñe, sino que trabaje en empresas reales y traslade a los alumnos los conocimientos, tendencias, modos y maneras de la industria.
Prepararlos para el mercado laboral desde el primer minuto es vital. Resulta curioso que un grado universitario oficial de videojuegos se llame “Grado Oficial en Diseño de Productos Interactivos”, y eso es porque el videojuego es la punta de lanza, la experiencia creativa más complicada. “Quien sepa diseñar conceptualmente un videojuego, estará preparado para diseñar cualquier cosa”, afirma Daniel Pastor, veterano de Electronic Arts y actualmente Productor Académico en este Centro Universitario. “La obligación de los profesores es formar al alumnado tanto en los conocimientos creativos como en las herramientas digitales con las que se desarrollan los productos más vendidos del mercado”. Y el futuro es aún más esperanzador: se calcula que el sector seguirá creciendo con una tasa del 8’2% anual, generando 143.500 millones de dólares en 2020.
La era del “bedroom coder”, el programador independiente que aprendía a desarrollar videojuegos desde la habitación de casa, quedó atrás. Las principales compañías del planeta buscan gente que sepa trabajar en equipo, que puedan reaccionar a los incesantes cambios de un sector en perpetua evolución. Y no sólo en el campo de los videojuegos, sino también en áreas como la animación, aplicaciones para Redes Sociales, el marketing o la educación. Una formación de calidad aumenta las posibilidades de encontrar trabajo en una industria apasionante que no deja de crecer año tras año.
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