Reportaje

LaLiga y cómo dejar en fuera de juego a la piratería

La competición y el Ministerio de Cultura han renovado su acuerdo por la protección de la propiedad intelectual

Laliga y Movistar+ han conseguido varias sentencias sobre la piratería de contenidos deportivos, programas y ficción
Laliga y Movistar+ han conseguido varias sentencias sobre la piratería de contenidos deportivos, programas y ficciónSERGIO PEREZREUTERS

Hace unos años la piratería era la gran lacra de la industria audiovisual. Con todos los videoclubs cerrando y las ventas de dvd´s y blu ray´s cayendo en picado el horizonte parecía muy complicado. La cultura del pago por contenidos todavía estaba por implantarse en nuestro país, salvo en determinados productos como el futbol, aunque incluso ellos comenzaban a verse amenazados por portales fraudulentos. Años después de que ya se hubiesen instalado en el extranjero, las grandes plataformas como Netflix o HBO llegarían finalmente a España, encontrando en la posibilidad de compartir cuentas entre varios usuarios su forma de acceso. Estas plataformas y sus precios competitivos han sido una de las claves para la lucha contra la piratería, pero no la única.

Hace unas semanas La Liga y el Ministerio de Cultura renovaban el convenio que les une desde 2017, poco después de la llegada de Javier Tebas a la entidad deportiva. Por este acuerdo Laliga cedía al Ministerio una versión de su software antipiratería Marauder, bautizada como Lumiere. Al igual que aplicaban con el fútbol, este sistema permitía detectar e identificar todas aquellas webs o portales que explotaban de forma fraudulenta las imágenes de la industria audiovisual española. Además, este servicio permite agilizar el proceso de denuncias de este tipo de delitos. «Lo que antes se tardaba en procesar meses, ahora se hace en minutos», aseguran desde LaLiga.

Hablamos con Laliga para conocer la referencia en la que se ha convertido su software a nivel internacional: «No solo colaboramos con el Ministerio de Cultura, sino con muchas otras instituciones y competiciones que puedan ver sus derechos de imagen o su propiedad intelectual amenazada». Entre estas competiciones y empresas están la liga de fútbol belga, Dorna o Sky México.

«Los datos hablan por sí solos» aseguran. En fútbol ha bajado un 19% el volumen de partidos pirateados solo en la última temporada, gracias a estas herramientas. Además, están orgullosos de que antes de Marauder no existiese ningún otro precedente. Se sienten pioneros.

Pero desde la competición futbolística tienen claro que esta batalla no está ni mucho menos ganada. Hecha la ley hecha la trampa. Mientras la tecnología siga evolucionando seguirán surgiendo nuevas amenazas. «De hecho, hace muy poco hemos lanzado una nueva herramienta para detectar fraudes en el merchandising». Lo que desde LaLiga se pretende remarcar es que la protección de la propiedad intelectual no solo beneficia a la compañía poseedora de dichos derechos, sino a toda la competición, ya que hace que se incremente su valor. La piratería devalúa cualquier producto.

Otro de los servicios que presta a compañías como Movistar es la detección de decodificadores falsos o el cumplimiento de las licencias en los bares. «Ese es uno de los trabajos contra la piratería más intensos que hay. No hay más remedio que ir bar por bar comprobándolo. No es un mito».

Una referencia en protección

Una de las personas que nos atienden es Emilio Fernández del Castillo, Director de Operaciones de LaLiga Content Protection, una filial del departamento LaLiga Tech que se creó hace seis años. Desde este área explican que «nosotros hemos invertido mucho en talento y conocimiento y tenemos los recursos para ayudar a la industria. No somos un fabricante de tecnología, sino alguien que ya ha innovado y que lo ha hecho con un éxito contrastado».

Emilio Fernández también desmiente los supuestos motivos que podrían impulsar la existencia de este tipo de portales fraudulentos, asegurando que no es un problema de los precios o de la accesibilidad: «Detrás de esta actividad no hay ningún Robin Hood, ni chavales jóvenes que no pueden permitirse el contenido, sino que se esconden organizaciones que se lucran con el trabajo de los legítimos creadores».