Estreno
«Fanático»: el show debe continuar
Netflix acaba de estrenar esta serie sobre la impostura en las redes sociales y lo que estamos dispuestos a hacer por la fama
«Tenéis muchos sueños, buscáis la fama. Pero la fama cuesta», es una de las frases más recordadas de la televisión pronunciada por la profesora de la Escuela de Arte de Nueva York Lydia Grant (Debbie Allen) en la serie de 1980 «Fama». Y ese podría ser el título de la serie que acaba de estrenar Netflix; o «Frenético» por su ritmo. «Fanático» es la ficción dirigida por Roger Gual («Las chicas del cable»), creada por Dani del Águila, Federico Maniá Sibona y Yago de Torres, y protagonizada por Lorenzo Ferro («Narcos: México») junto al músico Dollar Selmouni como Pompa, la actriz y cantante Carlota Urdiales («Pelotas») en el personaje de Mia, Eva Almeida («El retorno») interpretando a Clara y Fernando Valdivielso («Hasta el cielo») como Héctor.
En la trama, el mayor ídolo musical de España, Quimera (Salva), se quita la vida frente a sus fans en el primer concierto de una gira mundial. Lázaro, un joven repartidor de comida y fan incondicional, ve una oportunidad de escapar de su monótona y precaria vida y se convierte de la noche a la mañana en aquello que lleva admirando mucho tiempo: su propio fanático. Adopta su imagen, su música, su vida y sus fans. Con un ritmo trepidante la serie pretende criticar la cultura de «ser alguien» solo por el hecho de estar en redes sociales, y en capítulos muy cortos nos sumerge de lleno en el mundo falso de la fama, las drogas y fiestas y la hipocresía de las discográficas. En palabras de Roger Gual, «la serie nos habla de la sensación que hay que “ser alguien” y de la obsesión actual por el reconocimiento y por la cultura del “like”. En una sociedad en la que todo el mundo quiere ser famoso la pregunta es: ¿Serías capaz de cualquier cosa por la fama? Como decía Einstein: “La fama para los hombres es como el cabello: crece después de la muerte, cuando no les sirve de mucho”».
El reto recae en Lorenzo Ferro, el joven actor argentino que ocupa la difícil piel de Quimera y también del joven fan. «Me gustaba el desafío de tener que hacer a dos personas; me llamó la atención y me asustó. Y que me asuste me llamó mas la atención», confiesa Ferro a LA RAZÓN. El trabajo es impecable y consigue diferenciar en pantalla los estados de ánimo de Salva y Lázaro, que el actor confiesa que se contienen dentro de él: «Lázaro se parece más a mí cuando estoy contento y Quimera representa mi parte más oscura». El resto del reparto hace creíble la historia, con un «amigo» que nadie querría cerca, un manager comido por el dinero y una novia con los pies en la tierra. Y la serie nunca se aleja de la realidad, con fans entregados, incluso en playback, la debacle de la fama como trasfondo, con cantantes muertos vendiendo millones de discos, y cierta crítica a los sellos discográficos. «Amy Winehouse o Pop Smoke, del que sacaron tres discos después de muerto. Hay algo de verdad en lo que dice el personaje de Héctor: más rentable que un artista muerto, es uno muerto, vivo», explica Ferro, que confiesa el desgaste que supuso la grabación por estar siempre en escena: «No venía de hacer algo así de exigente, así que te tienes que entregar, y todos los días la exigencia de hacer entre cuatro y cinco escenas. Pero también había veces que decían acción y me sentía como en una fiesta».
Carlota Urdiales y Lorenzo Ferro disfrutaron del proyecto, como nos cuentan porque estaba relacionado con el mundo de la música. «Es divertido interpretar a Mia, aparte de que se hable de algo que no he visto antes: la hipocresía que hay en la industria musical », aclara Carlota Urdiales, mientras que Lorenzo Ferro tuvo también la oportunidad de hacer tres canciones para la serie, aunque «lo esencial es el guion», que nos llevará por el frenetismo y nos pondrá al mismo tiempo frente al espejo de elegir. Aunque no queramos, a rey muerto, rey puesto. Como decía Queen, «El show debe continuar».
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