Obituario
Murió Carlos Jesús: el hombre que hablaba con extraterrestres
Su mensaje desde Raticulín lo convirtió en un fenómeno pop que trascendió el humor y marcó una era de televisión inclasificable e irrepetible
Carlos Jesús ha muerto. Aunque su nombre real era Carlos Caballero Rey, nadie en los noventa lo recordaba por otra cosa que no fuera su barba blanca, su túnica celestial, y su discurso sobre Raticulín, su supuesto planeta de origen. Lo que no sabíamos —hasta ahora— es que su última desaparición no fue un truco mediático, ni una pausa de sus andanzas místicas: fue definitiva. Falleció el pasado 27 de enero en Dos Hermanas, Sevilla, y fue enterrado al día siguiente. La noticia no ha trascendido hasta más de dos meses después. Como si incluso su adiós hubiera querido seguir los caminos del misterio.
Saltó a la fama en “Al ataque”, el programa de Alfonso Arús, donde se convirtió en un fenómeno televisivo tan absurdo como inolvidable. Luego llegaron “Crónicas Marcianas”, los vídeos virales antes de que existiera YouTube, y un culto alrededor de su figura que mezclaba humor, incredulidad y fascinación. ¿Quién era este hombre que decía haber muerto dos veces y haber recibido una misión divina de Jesucristo en una churrería?
“Estaba triste y abatido, muy afectado por lo que la televisión convirtió en personaje”, explicó su amigo Jesús Chavero, que habló en directo con “Y ahora Sonsoles”, el espacio de Antena 3 que reveló la noticia. “Con lo famoso que se hizo pudo haber ganado mucho dinero, pero eligió recluirse”, añadió. Según relató, Carlos Jesús vivió los últimos años en silencio, alejado del foco que tanto lo aclamó y lo caricaturizó.
Porque lo que vino después de sus apariciones fue un descenso silencioso. Tras la fiebre mediática, Carlos Jesús montó su propia capilla en un garaje de Sevilla. Allí no solo predicaba: curaba. Al menos eso aseguraban sus seguidores. Una mujer llegó a declarar que expulsó un tumor de ovarios por la boca tras recibir sus tratamientos. A sus sesiones acudían enfermos, curiosos, y hasta escépticos que salían con la duda bien plantada. Sus "poderes", según él, se los habían otorgado tras su regreso de un viaje intergaláctico.
Sus historias eran una mezcla de ciencia ficción casera, teología callejera y mesianismo de extrarradio. Su forma de hablar, su seguridad, su extrañeza... lo convirtieron en una figura tan kitsch como irrepetible. Era hipnótico. Nadie podía dejar de escucharlo. Incluso los que se reían de él terminaban fascinados.
Y sin embargo, detrás del personaje hubo una persona que terminó pagando un alto precio. "La historia que hubo detrás de él y que le hizo famoso perturbó su día a día", explicó Chavero. Aquella figura mediática le pesó más de lo que muchos imaginaban. Tras años siendo objeto de mofa y devoción a partes iguales, Carlos Jesús optó por el silencio.
Su muerte —como casi todo lo que rodeó su figura— ha sido atípica, desconectada del ruido, ignorada durante semanas. No ha habido comunicados oficiales ni homenajes, solo la sorpresa tardía de quienes, al enterarse, recuerdan los tiempos en los que la televisión se permitía estas excentricidades.
Carlos Jesús fue muchas cosas: profeta autodidacta, vidente galáctico, predicador de barrio, fenómeno pop. Pero sobre todo fue un personaje que marcó una época donde la televisión era un hervidero de rarezas. Una época donde un hombre podía salir en prime time asegurando que había venido del espacio... y que la gente lo viera. Hoy, su nave ha despegado. Y no parece que vuelva.