Review
Las hermanas Mitford, más "escandalosas" que nunca
Movistar Plus+ estrena la serie basada en la aclamada novela "The Mitford Girls", de Mary S. Lovell
Añade a la coctelera una dosis de aristocracia británica, pequeñas cucharadas de vínculos fraternales con distintos matices políticos y una historia ambientada en los años en los que se originó el fascismo y el régimen nazi. Ahora agítala y de ella saldrá 'Escándalosas', la nueva serie que se estrena hoy en Movistar Plus+, y que desentraña las distintas personalidades de las excéntricas hermanas Mitford.
Antes de entrar en materia, es necesario poner en contexto quiénes fueron estas seis mujeres. Pertenecientes a la nobleza británica, fueron un reflejo del siglo XX. Debido a sus elegantes y controvertidas vidas juveniles y sus divisiones políticas públicas entre el comunismo y el fascismo, alcanzaron una gran popularidad en la sociedad. 'The Times' definió a cada una de ellas con una palabra: "Diana, la fascista; Decca, la comunista; Unity, la amante de Hitler; Nancy, la novelista; Debo, la duquesa, y Pamela, la pollera".
El arranque del primer capítulo puede despistar a más de uno por su presentación de los personajes. Como si fueran a protagonizar el robo del siglo: con rótulo incluido para dejarnos claro su nombre en clave y reproducciones a cámara lenta, todo ello bajo la narración de la hermana mayor. Una pincelada cómica que se va transformando en un tono dramático e íntimo, más propicio para una serie que traslada al espectador al corazón de una familia británica marcada por el privilegio, los extremos ideológicos y la profunda transformación social y política que sacudió Europa en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
La sustancia de 'Escandalosas' reside en el carácter de las hijas del excéntrico barón de Redesdale (James Purefoy) y Sydney Bowles (Anna Chancellor), figuras clave en su educación y desarrollo. Bessie Carter vuelve a protagonizar un drama de época tras su papel en 'Los Bridgerton', metiéndose en la piel de la escritora Nancy, hija mayor del matrimonio Mitford y que encarna todo lo que se espera de una hija en los años 30, casada y políticamente correcta.
Quien brilla con luz propia es Joanna Vanderham, dotando a Diana, la tercera hermana mayor, de un aire impasible cuyo interior esconde una gran fragilidad. El reto era interpretar a la que fuera la mujer más odiada de Gran Bretaña tras casarse con el líder fascista británico Sir Oswald Mosley, y la actriz lo ha superado con creces. El desarrollo de su personaje, junto al de Shannon Watson en la piel de Unity, la quinta hermana y enamorada del partido nazi, sobresalen por encima del resto por su transformación radical desde el primer episodio.
En el otro lado de la balanza surgen figuras opuestas como la de Pamela (Isobel Jesper Jones), independiente y cosmopolita, alejada de los conflictos familiares. Jessica (Zoe Brough), por su parte, es una comprometida comunista y activista antifascista, que llegó a visitar España durante la Guerra Civil, y Deborah (Orla Hill), la más conservadora, futura duquesa, jardinera apasionada y dama de la Real Orden Victoriana. La serie también incluye a Thomas (Toby Regbo), el único hijo varón de la familia y que murió durante la Segunda Guerra Mundial.
La guionista Sarah Williams no es nueva adaptando biografías, ya lo hizo en la gran pantalla con 'La joven Jane Austen' y con las hermanas Mitford imprime un estilo provocador, sin temor a abordar temas polémicos como la relación de Unity con Adolf Hitler. Su escritura dirige una mirada única sobre el auge de los totalitarismos, la lucha por la libertad y la ruptura de moldes femeninos en el siglo XX.
La ambientación no pasa por alto algunas escenas cotidianas de la alta sociedad británica y las limitaciones de las mujeres de la época, que no tienen ni voz ni voto: la estricta puntualidad, la mesa presidida por el varón de la familia o las fiestas de presentación a la sociedad.
Todo ello junto a un vestuario que es cómplice de la polarización de cada personaje. Mientras que los trajes a medida en tonos neutros fuertes comunican una imagen de poder y dominio, los toques esporádicos de colores vivos resaltan instantes de inestabilidad emocional o desafío.
La historia se consolida como una inmersión profunda en el corazón de una de las familias más singulares del siglo pasado, que invita a reflexionar sobre cómo las convicciones más íntimas pueden fracturar los lazos más fuertes. Una herencia que sigue sobrevolando en la actualidad y que traspasa la ficción.