Huesca
«Agosto debe darlo por perdido; ¿Ronda? Puede llegar, pero justo»
Morante, «estable y sin cambios», recibió por segundo día una transfusión de sangre
«Después de meditarlo mucho, hemos decidido que pase aún esta noche en la UCI y hoy, con la claridad que da la luz del día, dar el paso de subirlo a planta si permanece estable y sin cambios que puedan alterar la situación actual de control». A última hora de la noche y recién llegado a casa tras pasar toda la tarde junto al matador de toros Morante de la Puebla, el doctor Val-Carreres repasó para LA RAZÓN el estado del diestro sevillano herido de gravedad en el muslo izquierdo el pasado sábado en la plaza de toros de Huesca.
Como ya sucediera el domingo, una vez completado su traslado a la capital mañana, Morante volvió a recibir ayer una nueva transfusión de sangre, ya que «sus valores de hematocrito se mantienen bajos». En estos momentos, esta es la principal preocupación del equipo médico que lo atiende, ya que tiene cierta «sensación de cansancio».
«Lo demás marcha de manera extraordinaria, aparecen algunos signos positivos: la herida se ha normalizado y tiene buen aspecto, también empieza a tener apetito y, sobre todo, no hay hemorragias, ni alteraciones térmicas, ni un foco de infección que nos haga sospechar cualquier recaída que haga mandar al garete cualquier previsión», afirma el cirujano que asegura con rotundidad que el diestro «debe dar seguro por perdido agosto». «¿Ronda? Veremos a ver, los plazos aún son muy cortos, si no se da ninguno de los contratiempos anteriores y todo marcha bien, tal vez podría llegar, pero va a estar ahí ahí... Justito», aventura con «toda la cautela del mundo Val-Carreres que señala «los cuatro drenajes como clave, primero, en el éxito de la intervención y, ahora, en su evolución».
En la misma línea, valoró Antonio Barrera, apoderado del torero, la segunda noche de su torero en la Clínica Quirón. «Hemos preferido que aguante aún en la UCI, tiene algunos valores algo bajos y, aunque está muy animado, hemos optado porque los médicos valoren de nuevo su estado por la mañana, la cornada fue muy fuerte y no queremos correr ningún riesgo».
En este sentido, uno de los testigos más directos y, sobre todo, cercanos del serio percance del diestro sevillano fue el matador de toros riojano Diego Urdiales. Caprichos del destino, el arnedano regresaba a los ruedos mes y medio después de otra grave cornada –en su caso en Soria– al día siguiente.
«Me pilló presenciando la corrida allí en la plaza y salté al ruedo enseguida para intentar ayudar con lo que fuera, vi enseguida que era un tabaco gordo porque giró mucho y se quedó colgado algunos segundos, cuando es un derrote seco puede haber dudas, pero cuando te cala así de fuerte...», revive Urdiales reconociendo que Morante «también fue consciente al momento de la cornada que llevaba encima». «Cayó al suelo fulminado y apenas podía moverse, cuando lo levantamos, ya se echó mano y trató de taponarse él mismo el boquete, que era grande, así pasó a la enfermería, me quedé dentro durante la operación», prosigue con el relato.
Urdiales destaca por encima de todo «la serenidad y lo tranquilo que estaba, aunque sí es cierto que entró muy dolorido... Fueron momentos complicados, porque sangraba mucho y tenía bastante dolor –lo lógico en una cornada tan extensa que, prácticamente le envolvía el fémur– pero los médicos rápidamente tomaron el mando de la situación y no hubo contratiempos». Ya en el mismo día de su paseíllo en Huesca, el de Arnedo no dudó un segundo en acudir al Hospital de San Jorge para acompañar de nuevo al de La Puebla del Río. «Le vi molesto, pero con mucha moral: la entereza de un torero tan grandioso, que es corneado en un momento tan dulce, así lo demuestra», concluye Urdiales.
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