Actualidad

Toros

Aguado, la torería y su sangre; “Zahareño”, Bernal y Fandi, el cóctel de cierre

El sevillano herido en el muslo derecho con dos trayectorias de 10 y 15 cm. con una buena corrida de Santiago Domecq en la última de San Isidro.

Pablo Aguado en el último festejo de la Feria de San Isidro / Foto: Luis Díaz
Pablo Aguado en el último festejo de la Feria de San Isidro / Foto: Luis Díazlarazon

El sevillano herido en el muslo derecho con dos trayectorias de 10 y 15 cm. con una buena corrida de Santiago Domecq en la última de San Isidro.

Anda el toreo revolucionado con lo que se dice, se cuenta de Pablo Aguado. “Me han dicho que tenía que verle, es la primera vez”. Y al rebufo de lo que fue Sevilla, de lo que fue Madrid, de lo que va de boca en boca, se colgó el “no hay billetes” en el cierre de San Isidro para la historia. ¿Dónde hay que firmar para repetirlo? Repetir lo irrepetible. Eso es el toreo. No defraudó. Lo lleva dentro. Hasta en los andares. Ya en los comienzos dibujó el toreo, lo recreó, sostenido en una naturalidad apabullante, la cadencia le es innata y bella. Así el prólogo al tercero, cuando estaba todo por hacer y los ojos como platos, expectante a lo que iba a venir. Aguado lo condensa todo en poco. El toro de Santiago Domecq salía desentendido del muletazo, pero tomaba el engaño con franqueza, queriendo viajar lejos y si era persiguiendo esa muleta de seda del sevillano se podría convertir aquello en un viaje al más allá. No tuvo consistencia maciza el trasteo, pero sí todo mucho sabor y calidad. Y torería claro. Que viene a ser lo mismo que Aguado. Midió la faena, los tiempos justos para el toreo eterno y a pesar de ello la espada le abocó a las prisas (que no se le vieron) que podía generar los dos avisos y el tercero al acecho. En el primer envite, en el encuentro crucial, a la primera Pablo fue cogido. Y herido. Rota la taleguilla. Sangraba. Quedó en el ruedo hasta el final y se fue a la enfermería. Se notaba en el ambiente el desánimo. Ese sexto toro que de pronto, a estas alturas, parecía haberse quedado sin el matador predestinado a las doce de la mañana.

El Fandi, además de su espectáculo en banderillas, sorprendió en el primero. Divino comienzo. Intuyó la calidad del toro y se fue a los medios, de rodillas, ahí en el centro y ligó un tanda extraordinaria con esos mimbres. Muy despacio todo, muy perfecto en esa difícil ecuación. Retomó la verticalidad, ya de pie, y se fue acabó el invento. La pronta y larga embestida del de Santiago Domecq se estampaba en una faena repetitiva y de tiralíneas. Y así hasta el final mientras el toro regalaba bondades. Remató con prontitud y habilidad con la espada. Con el cuarto, que era tan noble como soso, se extendió hasta el aburrimiento. Uno y otro. Otro y uno. Innecesario.

El manso segundo huía despavorido cuando le venía en gana, pero como si le persiguieran. Otra cosa era que cuando tomaba la muleta lo hacía con repetición y por abajo. La faena de López Simón le quedó larga y periférica y quizá por eso no condensó los ánimos. Largo se fue con un quinto que repetía en el engaño, aunque le costaba empujar en él, pasaba por allí y pasaba todo el rato. Los muletazos se apelotonaron en una montonera silenciada.

Entre una cosa y la otra venían las noticias de la enfermería y en un que sí sale, que no, se nos fueron los dos toros. Pero no. La anestesia general para intervenirle nos arrebató la ilusión de lleno. Manuel Bernal nos la devolvió con “Zahareño” y un tercio de varas para enmarcar. Ovacionado. Tres varas tomó el toro, de lejos, con bravura, empujando, derribando a Bernal en la segunda como un auténtico muñeco. Era el toro con mayúsculas. Jugó El Fandi como quiso después en banderillas con sus terrenos y se ajustó mucho en los pares. Madrid entregado. De rodillas el comienzo y suavecísimo el pase de pecho. Llegó muy parado el toro después de todo lo que llevaba y en el tercio se vino abajo. Se quedó todo en un eco de lo ocurrido. Aquella tarde de la torería de Aguado, y su sangre, y el cóctel de “Zahareño”, Bernal y Fandi que cerró el último de San Isidro. La feria entre ferias.

Parte médico de Aguado:

“Herida por asta de toro en tercio superior cara anterior muslo derecho con dos trayectorias, una hacia arriba y hacia fuera de 15 cm, y otra hacia atrás de 10 cm que lesiona músculos sartorio, rector anterior y cural. Pronóstico grave”.

Ficha del festejo:

Las Ventas. (Madrid). Corrida de la Prensa. Se lidiaron toros de Santiago Domecq. 1º, de buen juego, pronto y de larga embestida; 2º, mansurrón a la huida, pero luego se emplea; 3º, noble aunque sale desentendido se deja hacer; 4º, noble y soso; 5º, repetidor aunque menos largo; 6º, bravo en el caballo y a menos en la muleta. Lleno de “No hay billetes”.

El Fandi, de berenjena y oro, buena estocada (algunos pitos); estocada (silencio); dos pinchazos, estocada atravesada (palmas).

López Simón, de azul noche y oro, metisaca infame, estocada, aviso (palmas); pinchazo, estocada

Pablo Aguado, de rioja y oro, pinchazo y herido, estocada, cuatro descabellos, dos avisos (saludos).