Feria de Málaga
Aquí no se escapa nadie
Joselito Adame sale a hombros y el picador Marcial Rodríguez, de la cuadrilla de Eugenio de Mora, se lleva una grave cornada en el muslo
Albacete. Primera de la feria. Se lidiaron toros de La Quinta, desiguales pero serios e imponentes. Buenos en conjunto, excepto primero y cuarto. Tres cuartos de entrada.
Eugenio de Mora, de púrpura y oro, pinchazo, media, estocada (ovación); y bajonazo, media (pitos).
Manuel Escribano, de verde hoja y oro, entera (oreja); y estocada casi entera, dos descabellos, aviso (ovación).
Joselito Adame, de caña y oro, estocada entera, aviso, (oreja); y estocada entera (oreja).
De las cuadrillas destacaron Juan Carlos Ruiz y el picador Paco María.
Parte médico del picador Marcial Rodríguez: «Luxación del hombro derecho y cornada de dos trayectorias:en muslo izquierdo: una, de 35 centímetros en región escrotal , que produce destrozos en isquiotibiales y adductoresde la musculatura isquiotibial y adductor medial, y otra de 15, que produce evisceración testicular . Pronóstico grave».
La posibilidad cierta de la cornada es lo que da grandeza al toreo. Nadie que se ponga frente a un toro está libre de verse cogido. Hacía mucho tiempo que un picador no resultaba herido por asta de toro. Que yo recuerde, la última vez fue en Las Ventas, hace casi treinta años, y El Pimpi fue la víctima. Ayer le correspondió la mala suerte a Marcial Rodríguez, subalterno de la cuadrilla de Eugenio de Mora, que tuvo la mala fortuna de, al marrar el primer puyazo de la tarde, caer a peso y quedar al descubierto, corneando el toro a placer y provocando graves heridas al piquero, que fue trasladado a la enfermería dejando un rastro de sangre en el ruedo. Impresionante y dramático.
Fue este el toro más peligroso de una, en general, buena corrida de La Quinta. Un encierro también muy bien presentado y que permitió a Joselito Adame convertirse en el primer gran triunfador de la feria.
El mexicano se lució al veroniquear a su primero y en las chicuelinas con que quitó. Luego, en el último tercio, cumplió una faena con altibajos, con un comienzo esperanzador, pero perdiéndose y aturullándose a mitad de trasteo, recuperando el rumbo en el tramo final, al retornar al pitón derecho, el mejor del astado, por el que se desplazó con recorrido y suavidad.
El sexto también desmontó al picador, Paco María, que en el segundo turno dejó un puyazo extraordinario. El torero mexicano clavó las plantas al suelo y procuró ligar siempre los muletazos, llevando tapado a su oponente en una labor muy inteligente que culminó con un estoconazo espectacular y fulminante que le valió la puerta grande.
Un honor que perdió Manuel Escribano al fallar en la última suerte con el quinto tras una labor templada y fácil a un toro manejable. Como lo fue su primero, chico pero serio, con el que hubo menos compromiso y más desplazamiento hacia afuera.
Eugenio de Mora, con el lote más peligroso y complicado de la tarde, apenas pudo estar voluntarioso y tesonero, buscando sacar lo posible de dos toros que no tuvieron nada...
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