Toros

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Curro y De Justo homenajean a Victorino

Cortaron una oreja cada uno de toros muy distintos en la corrida de Vistalegre; menos suerte tuvo Luque

Imagen de Emilio de Justo, ayer en el homenaje a Victorino Martín en Vistalegre
Imagen de Emilio de Justo, ayer en el homenaje a Victorino Martín en Vistalegrelarazon

Vistalegre (Madrid). Toros de Victorino Martín, bien presentados. El 1º, de media arrancada, complicado pero agradecido, el 2º, humilla mucho, justo de poder y recorrido, el 3º, exigente y encastado, el 4º, de buen juego, suavón y con temple, el 5º, deslucido, flojo y de corto viaje, y el 6º, encastado y desigual. Dos tercios.

Curro Díaz, de teja y oro, estocada (saludos); estocada (oreja).

Daniel Luque, de azul marino y oro, estocada baja (saludos); pinchazo, pinchazo hondo (silencio).

Emilio de Justo, de burdeos y oro, estocada punto trasera, descabello, aviso (oreja); bajonazo (saludos).

La verónica fue. Y los tiempos. El ritmo. Desperezarse de pronto del invierno. Largo y pesado. Mecer las muñecas, dos viajes que se unen, la furia contenida del animal y la magia que prende en un solo segundo. Fueron los primeros olés. Fue lo primero que ocurrió en la plaza de Vistalegre. “Bolsico” en las filas de Victorino. Y Curro Díaz a cargo del toreo. Era el día del ganadero. El homenaje póstumo al de Galapagar, en vida a una ganadería que ha sabido convertirse en leyenda. Y las leyendas son pocas. Victorino y las hijas hicieron lo propio en el homenaje al padre. Victorino y las nietas. Victorinos con la divisa negra, simbología de luto.

Imagen de Curro Díaz, ayer frente a un Victorino

Al cielo brindó Curro Díaz. El mismo que quiso por verónicas. E hizo el toreo después. El animal de Victorino tomó una vara y a la siguiente salió suelto. La fuerza contenida y un misterio por desvelar. Curro lo toreó con sinceridad. Y sin renunciar a su toreo por trincheras. El toro se quedó por abajo, sobre todo por el derecho. Media arrancada el de Victorino. Poco a poco, al natural ya, donde pasaba más largo y menos humillado, fue haciendo el toro y la faena.

Naturales cuajó a un cuarto suavón y de buena embestida que quiso viajar largo. Se gustó Curro en los comienzos y en la verticalidad dejó una labor con personalidad. Iba el toro sin prisa y con ritmo y se podía permitir Díaz el relajo y la normalidad. Ahí lo tuvo. Y en la espada el premio que había cosechado. Merecido.

Luque ejecutando un pase de pecho

Daniel Luque nos recordó quién era. No necesitó más que un ramillete de verónicas a un segundo que descolgó la cara hasta arrastrarla sobre el albero. Después se desinfló la faena en las irregularidades del toro, que colocó bien la cara pero le faltó empuje y continuidad, y Luque quiso entenderse con algún momento de buen trazo. Imposible fue el quinto, flojo y de corto viaje. A la defensiva. Lo intentó el de Gerena pero no había lugar.

Se tiró a matar Emilio de Justo con una rectitud que asustó. Y explosionó aquello, qué fuerza tiene la muerte cuando hay verdad, al entrar la espada arriba. Punto atrás. Dejaba ya en el pasado una faena auténtica. No quiso caballo el toro después de que lo toreara a la verónica como se hubieran hecho un pacto de sólo toreo bueno. Y después ocurrieron muchas cosas. El toro era un bomba a punto de explotar y eso podía ocurrir en cualquier momento. Muchas dificultades expuestas en el ruedo mientras Emilio y el victorino se medían, se hablaban... Ese duelo con final feliz porque hubo toro agradecido y encastado. Y hubo torero. En el sexto estaba la llave de la Puerta Grande. Dos veces fue al caballo con ganas pero a la tercera, que no quería, entramos en modo obcecación. Compuso después con buenas intenciones ante el desigual victorino, que encastado no daba dos viajes con similitud y reponía. Buscó la fórmula mágica, pero prevalecieron sus ganas y el toro fue desarrollando según pasaban los segundos. Se cerraba la salida a hombros, pero a De Justo se le quiere ver. Apuntó maneras en pleno invierno en esa tarde, la tarde en la que la imagen pintada de Victorino Martín presidió toda la corrida.