Feria de Bilbao
Demasiados rejoneadores para tan pocos trofeos
Las Ventas (Madrid). Primera de la Feria de Arte y Cultura. Se lidiaron toros, reglamentariamente despuntados para rejones, de José Manuel Sánchez y Castillejo de Huebra (2º y 5º), correctos de presentación. Nobles y con movilidad salvo el 1º, frío y sin fijeza; mejores, 2º, 3º y 5º. Más de media entrada.
Rui Fernandes, medio rejón, rejón caído (saludos).
Raúl Martín Burgos, rejón entero (oreja).
Álvaro Montes, pinchazo, rejón casi entero, pie a tierra, tres descabellos (vuelta al ruedo).
Moura Caetano, rejón entero (vuelta al ruedo).
Leonardo Hernández, buen rejón, pie a tierra, cinco descabellos (saludos).
Francisco Palha, tres pinchazos, rejón entero (saludos).
Bajado el telón a la Feria de San Isidro recién finalizada, el ya habitual festejo de rejones sirvió una vez más de puente hacia la segunda edición de la Feria Arte y Cultura que comienza mañana. Tarde animosa y con un público deseoso de divertirse que pobló en más de media entrada el coso venteño. Tarde agradable que no encontró refrendo en el número de trofeos, ya que sólo la garra y entrega de Raúl Martín Burgos encontró justo premio con una importante oreja del segundo.
Un año después de catapultar su carrera con una Puerta Grande en Madrid desorejando a un burel de Benítez Cubero, el madrileño regresó a Las Ventas con los mismos argumentos. Toreo clásico a caballo con muchísimo riesgo y exposición en los embroques. Quizás más de la cuenta. Un disgusto estuvo a punto de costarle por apurar más de la cuenta a dos pistas con «Bolero». Gran tercio de banderillas protagonizó con este equino y, sobre todo, con «Uruguay». Dos quiebros en un palmo de terreno dejando los garapullos al violín. Por dos veces ante un animal codicioso. Repitió idéntica suerte en un carrusel de cortas que terminaron de encender al tendido. Mató de rejón entero y el público pidió con fuerza los dos trofeos, aunque sólo uno de ellos terminó en el esportón del centauro de Leganés.
Previamente, había roto plaza Rui Fernandes sorteando un animal frío y suelto, que no hizo ningún caso a «Cervantes», tordo con el que lo recibió dejando dos rejones traseros. Más celo tuvo en banderillas, donde logró buenos momentos sobre «Quiebro», con el que templó de costado, y «Único», bayo sobre el que dibujó varias piruetas en la cara del burel que agradaron al respetable. Tras dos ramos, dejó medio rejón que le obligó a dejar otro más entero para finiquitar su labor, a cuyo término saludó desde el tercio.
Fiel a su concepto campero del espectáculo, Álvaro Montes esperó en la puerta de chiqueros con la garrocha a su astado, que se arrancó con alegre galope para seguir la senda marcada por el jinete a lomos de «Bucaré». Puso todo el jiennense ante un toro con movilidad y casta que se mantuvo encelado. Hasta se debió sobreponer a una espectacular caída de la montura que estuvo a punto de terminar con caballo, «Manguaran», y rejoneador heridos. Le pisoteó el de encaste Murube. Paliza fuerte, pero sin aparentes consecuencias. Tiró de pundonor y volvió sobre «Macandé» para clavar las farpas al violín y sólo el mal uso de los aceros le privó del posible trofeo. Se pegó, más por iniciativa propia que por petición del tendido, una vuelta al ruedo.
Otra más paseó el luso Moura Caetano como reconocimiento a una labor sobria y de buen porte. Sin estridencias. Clasicismo que logró sus mejores cotas a lomos de «Aramis» y «Belmonte» con las banderillas. A gusto y con reposo en las batidas. Lo despachó de un certero rejonazo, que no fue suficiente para que el presidente concediera el trofeo.
De nuevo sin el grueso de su cuadra habitual, desterrada aún en tierras mexicanas, Leonardo Hernández estrenó su segundo compromiso a lomos de «Campino» con el que enceló en un palmo del albero al de Castillejo de Huebra. Soberbia la templanza de costado sobre «Amatista». Muletazos por los adentros en ceñidísimos cambios de pista. Emoción en hasta dos vueltas completas al anillo que no tardaron en disparar la intensidad de su faena. Se lo dejó llegar cerca en sendos quiebros sobre «Olé». Enorme el par a dos manos con «Faisán», citando muy en corto. Sin pasadas en falso durante toda su intervención, la rosa final, cedió el testigo a un buen rejón de muerte, que no fue suficiente para derrocar al astado. Echó pie a tierra y se le atragantó el descabello. Verduguillo romo que le hizo perder un triunfo rotundo.
Cerró la tarde el luso Francisco Palha, que logró los mejores momentos de su quehacer con «Disparate» y «Oro». Sobre el primero regaló varios quiebros muy marcados y ajustados, mientras que con el segundo templó y demostró una solvente doma. Buen entendimiento del portugués con el tendido que, sin embargo, emborronó con el rejón de muerte en reiterados pinchazos. Saludos, y como la mayoría de sus compañeros, sin oreja. Premio vedado únicamente a Martín Burgos. Suya fue una tarde con seis pretendientes seis para un botín, a la postre, demasiado escaso.
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