Ferias taurinas

Firmeza y seguridad de los novilleros en Sevilla

La novillada del Conde de la Maza apenas dio opciones de triunfo

Juan Silva «Juanito»
Juan Silva «Juanito»larazon

La novillada del Conde de la Maza apenas dio opciones de triunfo

Plaza de toros de toros de Sevilla. Vigésimo segunda de abono. Novillada picada de Herederos del Conde de la Maza. Bien presentados, deslucidos de juego, mejor el sexto. El cuarto como sobrero.

David de Miranda, de grana y oro, pinchazo y estocada (ovación con saludos); pinchazo y estocada casi entera (ovación con saludos).

Juan de Castilla, de blanco y oro, pinchazo hondo, estocada, cuatro descabellos, aviso y siete descabellos (silencio); pinchazo y estocada (ovación con saludos).

Juan Silva «Juanito», de purísima y oro, pinchazo (silencio); pinchazo y estocada (ovación con saludos).

Cierre gris tirando a oscuro en la última novillada de las anunciadas en la Real Maestranza de Sevilla. Los novilleros pusieron disposición y ganas, pero no fueron debidamente correspondidos ante el escaso juego del encierro de utreros de Herederos del Conde de la Maza. Solo el sexto mostró mejor son.

David de Miranda dejó un trasteo largo y voluntarioso ante un novillo que tuvo cierta movilidad aunque sin definir el ritmo de la embestida, sacó más genio que codicia y resultó complicado que el novillero onubense pudiese templarlo. Se llevó una tremenda voltereta, muy fea en su desarrollo de la que salió conmocionado, pero se recuperó pronto y continuó su labor. Algo acelerados los muletazos, por lo comentado anteriormente, y la faena no terminó de levantar vuelo, aunque hubo algunas tandas de mejor trazo. Menos opciones le dio el cuarto de la tarde, que salió como sobrero al blandear el anunciado. Puso oficio el novillero y disposición, pero las descompuestas y rebrincadas embestidas del utrero no le permitieron mayores logros, al menos, el que pudiese mostrar su voluntad. En el tercio de banderillas brilló en dos pares muy arriesgados Fernando Pereira, que ya antes había bregado con oficio al que abría plaza. Buena su labor.

Juan de Castilla, que hacía su presentación en la Maestranza, no pudo pasar de disposición y ganas de agradar, de dejar una faena meritoria sobre ambas manos ante un utrero que no humilló ni se entregó. Porfió y mucho el novillero colombiano hasta sacar algunas tandas más meritorias que lucidas. El lunar más acusado lo mostró en el manejo de los aceros. Faena arriesgada ante el quinto, un animal que no se ajustó al dicho, ese que dice «no hay quinto malo». Resultó muy molesto y sin entrega. Con el estuvo muy firme y seguro el espada, que al menos, justificó y bien su presencia en esta plaza. Ahora sí, después de un pinchazo, le enterró todo el acero en el morrillo de su oponente.

Juan Silva «Juanito» quedó inédito ante el tercero de la tarde, debido a las escasísimas fuerzas que mostró su oponente. Blando, de escasas acometidas y sin ninguna emoción. Al menos, disposición en el novillero luso sin poder encontrar mejor puerto. Sí que lo encontró ante el sexto, que fue la antítesis de sus hermanos de encierro. Al tener mejor son y ofrecer al menos una serie de embestidas aprovechables. Lo hizo «Juanito», que se mostró como un novillero con buen fondo y sentido del toreo. Faena sobre ambas manos que malogró con la espada.