"Espartaco". Ruiz Román, Juan Antonio
Juan Antonio Ruiz «Espartaco»: «Todo el mundo piensa que volver a torear es una locura»
Juan Antonio Ruiz «Espartaco» / Torero. Regresa a la Maestranza y lo hace por una ocasión especial: dar la alternativa a Borja Jiménez con la presencia de Manzanares y nada menos que en Resurrección
Regresa a la Maestranza y lo hace por una ocasión especial: dar la alternativa a Borja Jiménez con la presencia de Manzanares y nada menos que en Resurrección
Está a las puertas de volver a La Maestranza de Sevilla en una fecha emblemática: Domingo de Resurrección. Un hola y adiós que tiene al maestro con el sueño perdido. Volver a pisar el santuario por última vez. A punto de cumplir los 53 le puede la anarquía de las emociones.
-¿Por qué vuelve?
-Esto es algo que me rondaba la cabeza de siempre, que me hacía mucha ilusión, pero era un sueño. Me hacía ilusión dar la alternativa a Borja Jiménez. Cuando se me planteó me costó mucho tomar la decisión. En un momento dado me hubiera gustado decir que no, por todo lo que estaba ocurriendo, pero no fui capaz de renunciar a Sevilla. Claro que una cosa es lo que uno sueña y otra la realidad.
-¿Cómo se prepara para La Maestranza?
-Pues tampoco estoy teniendo mucho tiempo y mi preparación no puede ser muy intensa por los problemas físicos que arrastro con la rodilla y el injerto cervical del cuello. Tengo que medirme para no lesionarme. Ésas son las dudas que uno tiene. Y convencer a mi entorno, que no ha sido fácil. Mi padre no quería que volviera, ni mi familia ni mis hijos. Todo el mundo piensa que lo que voy a hacer es una locura. Pero para mí es un momento único y voy sin ninguna expectativa. Esto es más personal que profesional. Y sé que es una locura, pero como tantas cosas en la vida.
-¿Qué le dice su padre?
-Pues que puedo torear un festival e incluso alguna corrida extraordinaria, pero que esto es una responsabilidad muy grande. Le preocupa el esfuerzo que tengo que hacer. Me dice que tuve mi momento y fue glorioso... Pero en verdad ahora me están ayudando mucho.
-¿Y usted tuvo dudas?
-Me costó mucho tomar la decisión, pero una vez que dije sí, ya tiro para adelante con todo. El torero siente el toreo por dentro y hay momentos en los que no se busca nada a cambio.
-¿Reaparición y despedida?
-Si Dios quiere sí. Seguiré toreando festivales benéficos, pero después de esto no hay nada más grande en mi vida que pueda trasmitir para seguir vistiéndome de torero. Tengo 53 años y sé que es ahora o nunca.
-¿Cómo será hacer ese paseíllo en Sevilla?
-No me lo quiero imaginar mucho, cada vez que lo pienso siento que me fallan las fuerzas. Cuando se abra ese cerrojazo... Eso es para mí muy grande. Luego el toro me preocupa menos, estaré mejor o peor, aunque ahora necesito más ayuda del toro que antes, pero mi temor es que la responsabilidad no me quite las fuerzas y estar a la altura de las circunstancias.
-Estará ya toreando.
-Becerras y un par de erales. Tampoco puedo encerrarme con toros grandes porque con la edad me preocupa que me salga un toro con dificultades y no sepa solventar. Llegaría a la plaza lleno de dudas y lo que quiero es sentirme mentalmente fuerte.
-¿Se ha anunciado en Resurrección por la polémica de las figuras con la empresa?
-No lo he hecho porque vengan ellos o no. De hecho, lo que a mí me gustaría es torear en Resurrección y que en los carteles estuvieran las figuras. Unos cuentan unas cosas y otros otras y es muy difícil saber qué pasa. Esto queda para los apoderados y las empresas, lo que sí sé es que toda mi vida me iba a quedar dentro y que para una cosa que me pide Sevilla no iba a ser capaz de dársela. Pero yo soy una anécdota, las figuras son los imprescindibles.
-¿Le quita el sueño?
-Todos los días. Uno a veces sueña cosas imposibles y de pronto se cumplen. Y cuando estás fuera siempre piensas que puedes hacer las cosas mejor, aunque te estés engañando.
-¿Le han quedado cosas por hacer?
-Siempre te quedan, pero estoy tranquilo. Siempre di lo que tuve, fuera malo o bueno. He intentado ir perfeccionando con el tiempo.
-¿Quién fue Espartaco en el toreo?
-Creo que fue un hombre responsable y disciplinado con mucha afición para ser capaz de salir adelante.
-¿Se aprende mucho con el paso del tiempo?
-Uno torea mejor, pero eso no significa que intereses más. Antes transmitía más por esa juventud y esas ganas.
-El tiempo da aprendizaje pero ponerlo en práctica delante del toro será otra historia.
-Ya lo creo. Ahora cuando veo las cosas que hacen los toreros me cuesta creerlo y pienso que es imposible. Uno sabe cómo se tiene que hacer, pero hacerlo es mucho más complicado.
-De una manera u otra se ha mantenido muy cerca de los toros en los últimos años.
-Cuando dejé de torear pensé que no sería así, pero pasa el tiempo y te das cuenta de que es lo que uno sabe hacer, que lo amas y lo necesitas. Es muy difícil desvincularte de algo que llevas en el corazón.
-¿Se puede ser feliz sin torear?
-Se puede ser feliz, pero mi felicidad está en torear de salón o una becerra.
-¿Estrenará vestido?
-Tengo dos vestidos preparados de mi última etapa. Uno es un azul marino y oro, que me lo puse una tarde con El Juli y José Tomás, y otro, un vino tinto. Me los he probado y me entran. No quería estrenar y sentirme encorsetado.
-¿Cuándo decidirá?
-A última hora. Montaré las dos sillas y ya veremos.
-Imagino que seguirá soñando con la faena perfecta.
-Siempre, y ojalá que nunca llegue para seguir soñando.
-Una Puerta del Príncipe es comparable a...
-Es algo extraordinario. Todas las puertas grandes son un acontecimiento pero la del Príncipe... A mí me gusta ir a la Puerta del Príncipe aunque sea para hablar de toros.
-¿Sueña con abrirla?
-Sé que es casi imposible.
-¿Cuáles fueron los mejores años?
-Recuerdo mucho los comienzos, pero los mejores recuerdos son de los últimos años. Los primeros fueron muy buenos profesionalmente, pero no en lo personal. Era tanta la competencia con uno mismo que no disfrutaba de lo que pasaba a mi alrededor. Supongo que era lo normal para ganarme un sitio.
-Y con el tiempo le vino la paz.
-En los últimos años uno empieza a alegrarse por lo que les pasa a los demás y quizá por eso llega también el momento de retirarte.
-¿Cuándo empezó esa etapa de disfrute?
-Cuando tuve la lesión de rodilla y reaparecí, cambió todo. Todo lo cambiaba por disfrutar y antes todo lo cambiaba por triunfar.
-¿Y los años más duros?
-Cuando tenía un objetivo y no llegaba a él. Tenía que buscar la felicidad de mí mismo y de los demás. Había que colaborar en casa y no poder ayudar económicamente hacía que me planteara retirarme para contribuir de otra manera, a pesar de la ilusión que mantenía por ser torero.
-¿Qué le parece el cartel del Domingo de Resurección de Sevilla?
-Extraordinario, porque doy la alternativa a Borja Jiménez, que empezó en mi casa con cinco o seis añitos queriendo ser torero. Y torear con Manzanares... Date cuenta que debuté en Sevilla con Curro Romero y Manzanares. Hacer el paseíllo con su hijo es muy especial.
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