Ferias taurinas

«Montecillos» para encumbrarse

Pase de pecho de Huertas a «Bohemio», gran novillo de El Montecillo
Pase de pecho de Huertas a «Bohemio», gran novillo de El Montecillolarazon

Las Ventas (Madrid). Primera de la Feria de la Comunidad. Se lidiaron novillos de El Montecillo, bien presentados y de bonitas hechuras. El 1º y el 5º, nobles y con buen fondo; bravo y repetidor, el excelente 2º; muy encastado, el 4º; 3º y 6º, manejables, pero más deslucidos. Un cuarto de entrada.

Imanol Sánchez, de celeste y oro, pinchazo, aviso, estocada atravesada (silencio); bajonazo, aviso (división al saludar).

Emilio Huertas, de rosa palo y oro, estocada desprendida (vuelta al ruedo); seis pinchazos, aviso, media estocada (silencio).

Juan Millán, de caña y oro, estocada, aviso (saludos); dos pinchazos, casi entera, aviso, dos descabellos (silencio).

Entre las cuadrillas, destacó la buena lidia de Ángel y José Otero en el segundo y el quinto.

Ni siquiera habían sonado ayer clarínes y timbales, cuando la primera de la Feria de la Comunidad ya se había desperezado. Gritos en alemán provenientes de la andanada del «6». Unos 30 seguidores del Borussia Dortmund se hicieron notar desde el inicio. Tan felices todos ellos. Abucheos desde el tendido, que no parecía andar para guasas. En estas andábamos cuando saltó el primer «Montecillo» de Paco Medina. Su versión 2.0 tras la venta de El Ventorrillo. El ganadero manchego envió a Madrid una novillada de buenas hechuras, muy pareja y de notable juego. Hasta cuatro animales con posibilidades de triunfo y que se fueron todos ellos con las orejas intactas al desolladero. De cante grande, segundo y cuarto.

Emilio Huertas sorteó un precioso burraco que ya cantó sus bondades en los primeros tercios. Recorrido, profundidad y humillación con una enorme nobleza. Un «Bohemio» para soñar el toreo. En el último tercio, rompió a embestir y no se cansó de tomar la pañosa. Series en redondo con hondura y mucha transmisión. Repetidor en la embestida, parecía por momentos torearse solo, ni la muleta era necesaria. Novillo de lío gordo. Huertas le pegó buenas tandas en redondo y otra al natural, donde el animal aún tenía más temple. Original en los remates. Muy relajado, algunos pases hasta con desmayo. Entonces, cuando aún casi nos relamíamos... Se fue por la espada. Discutible conformismo. Aún le quedaban, al menos, otras tres tandas más al utrero. Sólo una le pegó Huertas, que enterró la espada algo desprendida. La oreja, en el aire. Petición mayoritaria y el presidente, como el domingo con Rafael Cerro, de nuevo en sus trece.

En el quinto, un colorado hondo y bien hecho, volvió a escuchar los olés en una buena serie de derechazos. Encajado. Más irregular fue el resto de su labor: enganchones, algún desarme y muletazos sin pena ni gloria ante otro novillo con buen fondo. Un sainete con la espada.

Imanol Sánchez rompió plaza sorteando un novillo con mucha fijeza, que tuvo movilidad y buen fondo en la muleta del aragonés. Planteó una faena afanosa, esforzada, pero que nunca tomó vuelo. En el cuarto, que se le vino como una centella a la muleta al cite inicial desde los medios, trató de contener el torrente de casta de una res que no se cansó de embestir. Series y más series humillando cada vez más abajo. Afanoso trasteo, en el que se notó su falta de rodaje. «Habanero», ovacionado en el arrastre.

Juan Millán pechó con el peor lote. Dos novillos manejables, pero sositos, de los que sólo pudo extraer algunos muletazos sueltos. Imposible en Madrid, sin más ligazón.