Córdoba

Talavante, una Puerta Grande y una sustitución

Alejandro Talavante abandonó El Bibio a hombros tras cortar dos orejas al sexto
Alejandro Talavante abandonó El Bibio a hombros tras cortar dos orejas al sextolarazon

Gijón. Segunda de la Feria de la Begoña. Se lidiaron toros de Torrealta, desiguales de presentación. Desfondado, el 1º; irregulares y sin ritmo 2º, 3º y 4º; nobles y repetidores 5º y 6º. Más de media entrada.

El Juli, de obispo y azabache, estocada, cuatro descabellos (silencio); estocada desprendida (oreja).

Miguel Ángel Perera, de grana y oro, estocada desprendida (ovación); estocada casi entera (oreja).

Alejandro Talavante, de verde botella y oro, seis pinchazos, aviso, cuatro descabellos (silencio); estocada (dos orejas).

Casi empezaba la tarde. Apenas despertábamos de un Torrealta que no quiso ir, como la primera parte de la corrida, cuando llegaron las primeras noticias. Tardarían un mundo en llegar las definitivas. Pero a Morante un toro le había parado en seco en Huesca. Una cornada en el muslo izquierdo y «mucho tiempo en los pitones del toro», contaban las primeras voces. Aquí en Gijón se le esperaba hoy después de varios años de intentos fallidos. Tampoco será esta tarde. Y en esta ocasión molesta más, porque Pontevedra, Valencia por partida doble, Santander, Córdoba... fueron lugares clave, los elegidos, para el toreo imán de Morante... Era y es su temporada. Es Morante la ilusión del peregrino. La nostalgia de la torería que se derrama. Alejandro Talavante se fue a hombros de la plaza del Bibio, que cumple 125 años de historia. Dos trofeos paseó de un sexto noblón y repetidor, muy estrecho de sienes y recogido de pitones. Era toro perfecto para un toreo templado. Por el pitón zurdo plasmó los mejores momentos de una faena correcta rematada con una estocada de efecto fulminante que provocó el doble trofeo. A menos fue el trasteo al tercero, muy desigual en la muleta.

Juli había intentado enmendar la tarde ante el cuarto y contra el viento. Iba y venía el toro, irregular en el viaje y el madrileño tiró de oficio. Ni eso le dejó poner el primero, desfondado y con los pitones más que sospechosos, clarividentes.

Un trofeo fue para Perera en el quinto. Bueno fue el quite, el tradicional comienzo de faena con pases cambiados por la espalda y una faena de temple, que eso requería la nobleza del toro. Menos fino anduvo con el segundo, que tenía una arrancada sin ritmo. Se fue a hombros Talavante y poco sabíamos de Morante más allá de las imágenes. Al genio de nuestro siglo un toro lo había quitado de la temporada inminente: Gijón, ¿Bilbao dentro de diez días? Y para hoy Alejandro Talavante volverá al coso del Bibio con Uceda Leal y Manzanares. Lo dicho, una puerta grande y una sustitución.