Ferias taurinas
Triunfando bajo la lluvia
Pérez Langa sale a hombros en el cierre de Algemesí
Algemesí, novena de feria. Lleno.
Novillos de Los Espartales, bien presentados y de buen juego.
Rubén Sánchez, silencio y silencio.
Mario Pérez Langa, dos orejas y vuelta por su cuenta.
Concluyó la Feria de las Novilladas de Algemesí y lo hizo, curiosamente, con un festejo de rejones, vestigio de la ancestral costumbre de este serial de incluir toreros a caballo en este ciclo. Con mucha gente en los tendidos -a pesar de lo desapacible de la tarde, d ela lluvia que cayó a partir de la mitad del espectáculo y del tute de toda la semana- se lidió un encierro de Los Espartales, muy bien presentado y de buen en conjunto, siendo el tercero el de comportamiento más deslucido. Mario Pérez Langa, que sustituía al anunciado Joao Moura hijo, acabó siendo el triunfador de la tarde y dejando una muy grata impresión. Templó estupendamente a su primero, llegando incluso a cabalgar a dos pistas, a pesar de las dificultades que ello implica en este tan singular especial coso, procurando hacer las cosas con clasicismo y arreglo al canon. Con el cuarto abusó de castigar a su oponente, que acusó los dos rejones de castigo, llegando al tercio de muerte aplomado y parado. El rejoneador siguió a lo suyo, clavando casi a placer ante un astado totalmente inmóvil. Rubén Sánchez no se acopló en ningún momento ni a la plaza ni a su primer novillo, clavando de forma desigual, muy acelerado y más destemplado. Y continuó en la misma tónica con el tercero, pese a que salió algo más arreado al verse por debajo en el marcador. Pero entre que no era su tarde y que ese animal fue el más deslucido de la función, su actuación pasó sin pena ni gloria.
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