El chequeo de la cosa
Carrera digital
En España, entre las diez grandes fortunas no hay ninguna centrada en el sector tecnológico
Estados Unidos innova, Asia fabrica y Europa regula. Este axioma supone un mazazo para el Viejo Continente. Europa, poco a poco, cede posiciones en la carrera digital. Apenas logra mantener el liderazgo en las infraestructuras de telefonía móvil con Ericsson y Nokia. Los gigantes europeos de programación son escasos, excepto la alemana SAP. Y en las plataformas, solo sobresale la sueca Spotify. En todo caso, cualquiera de estas compañías, están a años luz de los gigantes estadounidenses. Esta semana, Microsoft ha elevado su capitalización hasta los 2,7 billones de dólares, casi empata con su gran competidora Apple, que vale en bolsa 2,8 billones.
En la presentación de su Plan Estratégico, Telefónica reclama a la Comisión Europea cambios y flexibilidad en el andamiaje regulatorio de las telecomunicaciones. Una normativa que busca proteger al cliente, la privacidad y derechos de los ciudadanos, pero que ha derivado en un corsé que limita el crecimiento de las operadoras telefónicas continentales. Otro ejemplo del anquilosamiento digital europeo es la lista Forbes de las grandes fortunas. Elon Musk sigue a la cabeza de los inmensamente ricos, es un inversor nato en nuevas tecnologías, ya sean digitales, satélites o vehículos eléctricos. Todos los que le siguen en la lista, salvo el francés Bernard Arnault, son estadounidenses con una importante presencia en tecnología. Es el caso de Bezzos, Ellison, Gates, Page, Brin, Ballmer o Zuckerberg. Incluso Warren Buffet, con 157.000 millones en Apple, apuesta por la economía electrónica.
En España, entre las diez grandes fortunas no hay ninguna centrada en lo digital. Hay empresarios del textil, del retail, autopistas y aeropuertos; construcción, materias primas, finanzas o turismo. Nadie destaca en las nuevas tecnologías. Estamos al margen.
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