Las hilanderas

Diego Velázquez logró pintar el aire en «Las Hilanderas» como también hizo en «Las Meninas». Es uno de los cuadros más relevantes del sevillano y muestra, más allá de la mitológica historia de Aracne y Atenea, cómo era un taller textil. Hasta la Revolución Industrial, la actividad de la rueca y la lanzadera estaba dominada por las mujeres y ocupaba un espacio destacado en los hogares. Los paños de Segovia o Béjar resaltaban en esa España de «Las Hilanderas». Más tarde, el textil encontró acomodo dominante en Cataluña hasta que se produjo la irrupción del tejido asiático.

A principios de los 80, nadie daba un dedal por el textil español. Entonces es cuando apareció Inditex, que inventó nuevas organizaciones y modos de vender. Sus escaparates kilométricos, que se extienden por 78 países, reflejan un milagro logístico, su canal online resalta en la colección.

Esta semana cerró las cuentas de su primer trimestre y logró tejer 1.168 millones de euros de beneficios y, por primera vez en su historia, superó los 7.000 millones de euros de ventas en solo tres meses. La compañía textil, que preside Marta Ortega, entra así en el Top 10 europeo, en el club de las grandes compañías. La dueña de Zara vale en bolsa algo más de 100.000 millones. Se ha revalorizado alrededor del 36% en lo que va de año y es la segunda sociedad del Ibex 35, tras Amadeus, que más posiciones asciende.

Todo esto, tejido en mitad de una profunda reorganización, no solo por el reciente abandono de Rusia, sino también por la concentración de las ventas en menos tiendas y la creciente competencia oriental en el retail. Los que saben dicen que la clave del éxito de Inditex está en la creatividad, algo casi etéreo, como el aire.